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sábado, 17 de mayo de 2014

Remolineando (sic)

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Mientras doy el paseo de la tarde, caigo en la cuenta de que un remolino se ha empeñado en rebasarme. Lo sé por las infinitas vueltas y revueltas de pelusa que eleva, raudo, por los aires. Desde hace un buen rato está como queriendo asomarse. Entonces, corporeizada por él, tomo de golpe conciencia: nada de lo que no vemos deja de ser en ningún instante. Lo que sucede nos atraviesa.
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lunes, 10 de marzo de 2014

El vagabundo

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«Resulta molesto que esta niña pase siempre tan cerca y no me diga nada. Finge ir a lo suyo pero me mira por el rabillo del ojo cada vez».

Lleva el mismo sombrero de ala de entonces, de 30 años atrás. ¿Cómo es posible que todavía me acuerde de él? Vivía donde mis padres.

«Oye, tú. Sí, tú. Ven, que te quiero decir una cosa. Ven, bonita, que seguro que nunca has visto una como esta. Te la voy a enseñar si te acercas, vente a mi lado y siéntate conmigo».

Sigue igual: sombrero de ala ancha como si fuera un vaquero desahuciado, con su botella de litro y los pantalones raídos. Claro que ahora parece inofensivo.

«Ven, te digo. Corre, siéntate conmigo. ¿Cuántos años tienes? ¿12? ¿Has visto alguna vez una como esta? No tengas miedo, cógela».

Y yo lo veo ahora y me sigo acordando. El mismo tipo borracho sentado en un banco. De nuevo a tiro para mejor tropezarse

«Imbécil. Es usted un cerdo, un maldito idiota imbécil». 

Mudo por fin.
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domingo, 27 de octubre de 2013

A veces

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Hoy he soñado que mi casa amanecía convertida en un zoo que daba cobijo a una marabunta. A veces resultaba incómodo, y bastante molesto, convivir con tanto bicho maleducado, pues de pronto te asaltaban procedentes de los lugares más inhóspitos; en especial cuando veía pulular por las paredes peludas tarántulas de robustas patas y oscuras pretensiones; toda una osadía. Al despertar, como ocurre a menudo cuando nos embargan las pesadillas más abstrusas, me escocía el brazo por el desliz de una picadura. De camino al baño, un cocodrilo muy simpático me ha dado los buenos días tras haberse zampado una perdiz a modo de desayuno. Esta vez su atrevimiento me ha reconfortado. 
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jueves, 17 de octubre de 2013

A la medida del olvido

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La naturaleza agoniza en nuestro ser hasta pudrirnos, lo vengo comprobando. Veinticinco años atrás yo era pelirroja, por ejemplo, aunque ahora apenas si conserve algunos reflejos rojizos. 
Lo mismo cabe decir de quienes fuimos, de nuestros recuerdos súbitamente ovillados por el tiempo: casi por descuido, sueños y deseos se enmarañaron, falseándonos sin tino. Y la persona que creímos ser tuvo que disolverse en favor de esta versión extraña por la que hoy nos desvivimos. Inventamos un pasado a la medida de nuestro olvido.
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lunes, 7 de octubre de 2013

Sábanas de hilo

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¿Son las máscaras el escudo del alma? Es probable. ¿Qué hacer cuando llevas tiempo escribiendo en un largo pergamino de hojas doradas y de pronto se te acaba el rollo? Quiero decir: ¿qué haces entonces con tu vida? Yo me encuentro ante un dilema parecido. Desde hace unos meses, duermo sobre un colchón de sábanas acartonadas donde acuno mis sueños con avaricia, temiendo que se disipen, que se disuelvan en un limbo turbio. Para resistir un poco me he rodeado de cosas y pensamientos mullidos: de ese colchón, por ejemplo, pero también de una almohada de plumas, un cojín con pompones, una alfombra persa, y de un buen pliego de sábanas de hilo bañadas en suavizante, aunque los días terminen acartonándose de todos modos. Escribir mientras vives no me ha costado nunca verdadero esfuerzo. Pero ahora la situación es tan otra: ahora, de hecho, desde hace apenas unas semanas trato de vivir mientras escribo; cambiaron las tornas de golpe: nada resulta más difícil. 
Así que cuando hube terminado el pergamino decidí seguir escribiendo en sábanas de hilo, aunque enseguida tuve que dejarlo: por extraño que parezca se habían vuelto rígidas como lona gruesa. Entonces me he recostado en el suelo sobre varios almohadones y me he propuesto continuar en la alfombra, a sabiendas de que su textura podía resultar menos propicia. Pronto he descubierto que si reseguía el contorno del dibujo, mi vida se emborronaba levemente. Al final su naturaleza simpática ha dado en revelar mi destino: vivir tumbada en una alfombra persa no garantiza ningún cumplimiento, sueño alguno.
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lunes, 2 de septiembre de 2013

"¿Por qué está todo oscuro?"

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Suelo poner la tele mientras plancho. De ahí que estuviera peleándome con el cuello difícil de una camisa en el momento en que emitían la noticia. Una rubia platino anunciaba en perfecto estado de revista que a un chino de seis años le habían sacado los ojos de forma sanguinaria. Comercio de órganos, me ha parecido oír mientras la plancha soltaba vapor como si se quejara de algo. Luego la mujer de la tele ha seguido hablando sobre no sé qué aniversario de Michael Jackson. Y yo he vuelto también a la plancha. Por uno de mis ojos el niño ciego lloraba.
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martes, 20 de agosto de 2013

Que nadie se moleste

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A veces la cabeza te la juega. Como ahora mismo, por ejemplo. Sé que carecería de sentido que me pusiera a escuchar el contestador automático cuando no me he movido de casa en toda la tarde... Y sin embargo, pensándolo bien, tal vez si salgo un rato, alguien podría llamar mientras estoy fuera (o lo bastante lejos del teléfono), de modo que a la vuelta de mi paseo (o ausencia), yo pudiera entregarme feliz a la tarea de escuchar los mensajes... en el mejor de los casos, claro. Mucho más a menudo, una voz que no soy yo me recuerda (sensata y puñetera) que lo más probable es que nadie se moleste en llamar en ningún caso, pues nadie en su sano juicio piensa acordarse de ello mientras yo no deje de hacerlo, ni de insistir como hago en daros la tabarra.
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jueves, 18 de julio de 2013

Un cucharón de alpaca

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Estos días la nevera ha empezado a sudar por los codos. Es algo vieja pero sólo se pone así con la llegada del calor extremo, y aunque yo se lo consienta, ahora me paso el día de acá para allá limpiando con la bayeta y recogiendo el agua sobrante. Por la noche, antes de acostarme, he comprobado que la casa entera no dejaba de exudar. El pasillo y, con él, las estanterías cargadas de libros parecían de golpe una cascada de agua que buscase con urgencia sortear volúmenes y hendiduras, riscos y valles salvajes. Y aunque he nadado varias horas en todas direcciones para salvar la biblioteca, consciente de que a las brechas de agua les gusta sobre todo manar, al cabo me he refugiado en la cocina, agarrada a un cucharón gigante de alpaca. Ahí sigo, sumergida; a salvo quiero pensar de cualquier amenaza exterior.
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jueves, 11 de julio de 2013

Negra, roja y pálida

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Esta vez me han roto la nariz, de modo que voy por ahí buscando que los demás se compadezcan, me abracen, se sorprendan. Con la nariz aplastada como si fuera la de un negro blanco. Sin derramar por las esquinas demasiada sangre. Sin expresar tampoco excesiva rabia. Parezco un perro humano mendigando cariño, con mi pobre nariz rota y chafada de payaso. Tan negra, roja y pálida. Tan sumamente destrozada. Desfigurando pasos y tentativas hasta el sonrojo.
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sábado, 29 de junio de 2013

Un exceso de realidad

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Estoy en el metro, sentada en uno de esos vagones arruinados que hacen chirriar sus ejes cada vez que toman la curva de entrada al andén. Miro por la ventanilla. Un hombre extremadamente envejecido avanza con gran esfuerzo en dirección a la puerta del convoy. Varios de nosotros, la mayoría de mediana edad, seguimos el avance esforzado del intrépido escalador; salvo una chica muy joven que ha descubierto con desagrado que se halla justo delante de él. Ni siquiera se inmuta cuando lo ve agarrarse a los quicios metálicos para salvar el vacío. Le bastaría alargar el brazo, pero ha decidido ignorarlo. Para disimular mejor su desdén, le da la espalda mientras se dedica, muy concentrada, a buscar esos archivos tan urgentes de pronto, convencida de que sólo ellos podrán salvarla de semejante exceso de realidad. 
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domingo, 24 de marzo de 2013

A precio de saldo casi

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Hagan juego, señores y señoras, y no dejen escapar tan suculenta oferta. Ahí la tienen sin oropeles ni falsos ropajes, sin pretensiones; tal como vino al mundo está: nuestra fabulosa, nuestra inconfundible, nuestra insidiosa SPAIN, a precio de saldo casi, con sus persianas y rejas echadas, su corrupción a cuestas y sus jóvenes de toda clase sin licenciar, también los tenemos doctorados, ustedes dirán; con el futuro diezmado y sus ahorros de duro a tres pesetas, sin vergüenza apenas, a duras penas desvergonzados, ¡no se quejarán!

Hagan juego, señoras y señores, y no se corten, que esta maravilla no puede durar.
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* La foto es de Guillermo Méndez y la he sacado de aquí.
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miércoles, 27 de febrero de 2013

Así de pálidos

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Los cielos de Berlín son así de pálidos; de un blanco borroso, como de pared vieja en un edificio de varias plantas. Incontaminados. Bastardos. De una confusión esclarecedora. Claro que todo depende de la estación en la que te encuentres. Y, por descontado, del momento del día. En ocasiones, hasta es posible ver desfilar las horas cambiantes en nubes de seda o lana atropelladamente, deshilachándose sus hebras sin rumbo; mientras los árboles escalan esos mismos cielos engañosos tan aprisa que resulta forzoso cobijarse bajo su sombra desertora; languidecer de puro deleite.
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martes, 22 de enero de 2013

Equestris


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Desde que soy una estatua ecuestre, dice el diccionario que represento una persona a caballo. Pero yo quise ser caballera de niña por otro motivo: no tanto por considerarme imitación del natural, como para poder observar el mundo desde esta pequeña atalaya que nadie considera; y "registrar desde ella el campo o el mar y dar aviso de lo que se descubre". Aunque sea un hecho más que probado que las estatuas ecuestres hayan caído en desuso desde hace tiempo. No me importa en absoluto. Paradójicamente, esta situación me ha permitido contemplar a mis anchas el paisaje humano: sus bondades y miserias, sus matojos y pájaros revueltos. Toda esta maraña. También el trajín inevitable que lleva consigo la mudanza de las estaciones; o ese ruido espurio y ensordecedor que lo envuelve todo hasta sumirlo en una polifonía de silencios; me recuerda al canto de las cigarras. "Durante los dos años en que las cigarras son ninfas, pasan por cinco estadios. A finales de mayo o principios de junio, las ninfas reaparecen a la superficie, y realizan su última muda, la llamada muda imaginal, antes de convertirse en adultas. Este es el momento de la vida de la cigarra en el que se encuentra más vulnerable a los peligros que la acechan".
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lunes, 14 de enero de 2013

Mujer apremiada

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Aquella mujer tomó conciencia de sí misma justo en el momento en que recibía por sorpresa un beso colosal. Le pareció asombroso sentir de forma tan inesperada ese calor intenso por todo el cuerpo. "¿Esto es un beso?", se preguntó sorprendida, y ya no quiso apearse nunca más de él. Consciente de que no había modo de averiguar cuándo iba a recibir otro semejante, ahora anda por las calles con la mirada escrutadora, tratando de reconocerlo por si se le presenta de frente, de reconocerse a tiempo para no perderlo, para no perderse del todo también.
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viernes, 4 de enero de 2013

Ojos de vaca

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Ayer me la volví a encontrar. Bien arropadita, con los ojos muy atentos, levemente inclinada hacia atrás para que la silla pudiera sortear mejor el escalón de la calle. Yo venía de comprar el pan y sus hijos la devolvían a casa. Miraba a todas partes sin ver, como aquella vaca de mi infancia, con la vista puesta en el horizonte, más allá de tus circunstancias, mientras con ojos inertes te agujereaba. Veía sin ver porque todo lo veía. Muy probablemente también comiera ya sin comer, soñara sin apenas soñar, amara sin necesidad. Sus ojos la delataban.
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lunes, 3 de diciembre de 2012

Perfiles de vértigo

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Sol y sombra. La mañana se atempera en las rocas. Quería contarte tantas cosas, pero cuando me he sentado no podía hablarte, y para no impacientarme demasiado he pospuesto la tarea hasta hace apenas un rato, convencida de que la tarde iba a descoser por sí sola todos los enredos. Cuando al fin me he acomodado en el sofá, he caído en la cuenta de que tampoco entonces sabía por dónde empezar. La luz había comenzado a alumbrarme por la espalda en un declive que parecía infinito, aunque un destello en el cristal me ha obligado a cerrar los ojos. Así que me he dicho que tal vez fuera mejor ponerse a ello sin más, tratar de convocar cualquier sentido; que ya habría tiempo luego de corregir y reconducir mis palabras. Tengo desde hace un par de años un cojín a cuadros sobre el que me apoyo para escribir de costado, como si las palabras brotaran más diáfanas pronunciadas al sesgo; el médico me regañaría por ello.
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jueves, 11 de octubre de 2012

Inventario

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¿De veras podemos sentirnos cómodos, sentarnos cómodamente a descansar? Hagan la prueba cualquier día de estos: vayan a un parque como tantos, como cientos tiene su ciudad y recorran esperanzados, sin prejuicios, todos sus bancos, cada vuelta y revuelta, sin olvidar un solo meandro. Les estoy hablando -por descontado- no de los bancos que sirven de asiento a nuestros fatigados ahorros, sino de esos otros que emplean, con despreocupación y un punto de alegría, nuestras cautas posaderas. Realicen ahora un recuento exacto. ¿Cuántos bancos libres de media han contabilizado?: ¿tres de seis?, ¿cinco de nueve? ¿Se dan cuenta?  
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* La foto es de Guillermo Méndez, de su bitácora FugaZes.
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miércoles, 29 de agosto de 2012

Ein Bild wird lebendig / Una imagen cobra vida


Ein Bild wird lebendig

Er heißt Pedro Martínez und kommt aus Valladolid, Spanien. Er ist Uhrmacher von Beruf und sein Hobby ist Bildersammeln. Er restauriert auch gern Möbel und andere alte wertvolle Gegenstände. Er war zweimal verheiratet, aber hat keine Kinder. Seine Wohnung sieht aus wie das Haus eines talentierten Künstlers, obwohl er sich selbst als Handwerker sieht.
Es war einmal eine sehr alte Frau, die eine schöne Uhr zu ihm brauchte, um sie zu stellen. Jedes Mal wenn die alte Dame auf die Uhr sah, war sie auf jeden Fall fünf Minuten vorgegangen oder umgekehrt, das heißt, fünf Minuten später. Das hatte keinen Sinn für den Mann, aber er versüchte, das schöne Gerät zu reparieren. Da das Uhrwerk nach verschiedenen Inspektionen perfekt lief, dachte der Uhrmacher, dass es vielleicht mit der alten Dame zu tun hatte, nicht mit dem pünktlichen Gerät. Endlich konnte er herausfinden, dass das große Problem von der ungeduldigen Frau herrührt: immer wenn sie den Uhrmacher besucht hat, ist sie selbst fünf Minuten entweder vorgegangen oder nachgegangen. Die alte Dame hatte immer auf sich selbst statt auf die Uhr gesehen.
Natürlich war er darüber total überrrascht!


Una imagen cobra vida


Se llama Pedro Martínez y es de Valladolid. Relojero de profesión, su hobby consiste en coleccionar toda clase de pinturas. También le gusta restaurar muebles y objetos antiguos de valor. Estuvo casado en dos ocasiones, pero no llegó a tener descendencia. Su casa podría pasar por el apartamento de un artista inspirado, aunque él se vea a sí mismo más bien como un artesano. 
Un día conoció a una anciana que le trajo un hermoso reloj para que lo arreglase. La señora contaba que cada vez que miraba la hora, el mecanismo adelantaba cinco minutos o, por el contrario, los atrasaba con igual precisión. Aquello no tenía ningún sentido para el hombre, pero aun así trató de arreglar el artilugio. Al comprobar, tras varias inspecciones, que la maquinaria del reloj funcionaba perfectamente, el relojero pensó que tal vez la solución estuviera en la mujer, en lugar de en el dispositivo. Al final pudo averiguar que el problema residía en la impaciencia de la anciana: cada vez que recibía su visita, se adelantaba o atrasaba cinco minutos exactos. ¡Era ella la que no había cejado un segundo en medirse a sí misma en vez de medir la hora en el reloj! Por descontado, el hombre no salía de su asombro.




*Me perdonaréis la extravagancia, pero estaba hoy tan contenta de que mi profesora de escritura me felicitase por la redacción de alemán que hice ayer en clase, que no he podido evitar mostrárosla. A mí me gusta pensar que se trata de mi primer micro en alemán..., de ahí que os haya copiado la pieza en esa lengua. Me divierte el hecho de traducirme a mí misma. Lo he hecho libremente, y hasta he introducido algunos matices, aprovechando que estaba en ello. Como si con mi ejercicio hubiera llevado a la práctica lo que nos narraba Iban Zaldua tiempo atrás en su pieza titulada "Traducción", aparecida en La Nave. (Os he adjuntado el enlace). Nunca me ha dado por escribir en catalán, mi lengua materna, de ahí que me resulte graciosa toda esta situación, con su punto kafkiano. 

sábado, 25 de agosto de 2012

Casa de muñecas

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Salió al jardín dando un portazo, mientras el cielo se desleía a sus espaldas en una lluvia gruesa, de goterones como chuzos, cada vez más pertinaz. Había decidido abandonar aquella casa, que ahora se daba cuenta se le antojó engañosa desde el principio, con toda esa belleza de tarjeta postal, hecha de proporciones arrebatadoras y decorados de asfixia. La tierra respiraba de nuevo aliviada cuando tropezó por sorpresa con el origen de su encierro: a pocos metros del edificio, una rosa insignificante empequeñecía el paisaje.

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domingo, 29 de julio de 2012

Desbarbada

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Vino el jardinero y, tras echar un vistazo, decidió que había que afeitar con urgencia el edificio. No se trataba tanto de eliminar las plantas, como de exhibir cierta autoridad ante el crecimiento de la maleza, que se había adueñado de la fachada, ensanchando grietas y dispersando debilidades por la casa. Cuando el jardinero hubo terminado, se alejó unos metros. A los pies se arremolinaba una alfombra de tallos y raíces. Parecía una selva de obligaciones incumplidas y buenas palabras. «La sensatez se ha impuesto», se persuadió el del rostro enjuto y barba poblada mientras recogía impasible, camino de su casa.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"