Aquella mujer tomó conciencia de sí misma justo en el momento en que recibía por sorpresa un beso colosal. Le pareció asombroso sentir de forma tan inesperada ese calor intenso por todo el cuerpo. "¿Esto es un beso?", se preguntó sorprendida, y ya no quiso apearse nunca más de él. Consciente de que no había modo de averiguar cuándo iba a recibir otro semejante, ahora anda por las calles con la mirada escrutadora, tratando de reconocerlo por si se le presenta de frente, de reconocerse a tiempo para no perderlo, para no perderse del todo también.
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Me gusta la expresión "beso colosal". Casi se oye, se siente el beso, se comprende que toda la vida de esa mujer pivote sobre tamaña sensación. Pero, para serte un poco quisquillosa, la rotunda feminidad del personaje me lo hace un poco sexista: aunque no se exprese de quién es la autoría (masculina o femenina) del beso, por defecto se sobreentiende. Creo que perderlo/perderse va por ahí, pero de ser así a mí me falta un poco más de intensidad en la crítica. Vamos, que por pedir que no quede.
ResponderEliminarNi por preguntar.
Buenísimo, Gemma, esto es un beso, claro que sí, del que una ( o uno) nunca querría apearse. Genial.
ResponderEliminarSusana, el texto está escrito sin que se despeje -como bien apuntas- la identidad del besador, y aunque el personaje sea en esta ocasión femenino, podría haberse tratado perfectamente de un hombre. Por otro lado, no creo que de lo escrito se deduzca que mi personaje vaya a adoptar en el próximo encuentro una actitud "acomodaticia", o "pasiva", por decirlo en términos sexistas...
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por tu opinión. Seguiré dándole vueltas.
Araceli, al menos habría que aspirar a ello, ¿no te parece? Un abrazo
Buscarlo, buscar al otro, y en el otro, al beso, y seguir ese norte para no perderse. Eso es vivir intensa y peligrosamente.
ResponderEliminarUn buen encaje, Gemma.
Besos.
Recibir un beso por sorpresa y que además sea colosal debería de ser un deseo obligatorio al encontrar la lampara del genio.
ResponderEliminarMe parece que el micro se hace fuerte en el punto en que se enlaza ese último adjetivo con el título, Gemma; porque lo convierte no ya en circular, sino en esférico, como un caramelo y logra que queramos dejarlo en la boca saboreándolo.
Un abrazo,
Después de sentir este beso también voy a andar por las calles con mirada escrutadora, es que me ha llegado a traves de tus letras.
ResponderEliminarBesitos
Gema.
ResponderEliminarBeso dado ni el apremio lo quita.
Abrazo por dar.
Isabel, y que esa búsqueda desemboque en un reconocimiento crucial. Así debería de ser siempre. Besos
ResponderEliminarPedro, los besos mejor dados: los espontáneos. Y, claro, los que se dan por el placer de darse.
Otro abrazo fuerte
Elysa, jaja. Me parece muy sensato. Vigila que no te den gato por liebre... Besos
Sergio, el beso bien dado dura lo que la eternidad. Más abrazos
Fascinante y tierna historia, que como casi siempre resuelves usando la gramática como si para ti fuera algo tan sencillo como quedarse atrapado en según qué besos.
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