jueves, 18 de septiembre de 2008

La ronda

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El baile de los Silenos ha querido reconocer, junto a otras bitácoras, el esfuerzo de este blog por comunicarse y ensanchar relaciones dentro de la blogosfera. Como ocurre en toda concesión de premios, a mí me resulta dificilísimo decantarme ahora por sólo unos cuantos, sobre todo habida cuenta de que tengo por costumbre visitar, por lo menos, todos los que aparecen recogidos a la derecha de esta página.
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En esta ocasión, los requisitos exigidos a la hora de conceder el Premio al Esfuerzo Personal 2008 son los siguientes :
  • Colocar la imagen del premio.
  • Mencionar el blog que otorga el premio y vincularlo con un enlace.
  • Proponer -como mínimo- otros cinco premiados.
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Ahí va, pues, mi selección:.
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1. Guarda tu amor humano, de Lara Moreno, un blog de altísima poesía. Para lletraferits.
2. AídARTE, de Augusta ii, conocida en la blogosfera con diversos sobrenombres, entre ellos, el de Ondina Ondeante. Les dejo a ustedes que adivinen el porqué.
3. Apostillas literarias, de Magda Díaz Morales, una bitácora que reseña novedades editoriales, preferentemente ensayos, y literatura en general.
3. Las playas de Siberia, de varios autores, hecha a base de retales literarios y de propuestas de lectura siempre sugerentes.
4. Dardo certero, una de las páginas más singulares que tengo el gusto de conocer.
5. Le télèphone pleure, de Ángel Adanero, porque hablando de esto y de aquello, siempre resulta simpatiquísimo...
6. Ideas y fragmentos, de Xavie. Compuesto, principalmente, por microrrelatos y reflexiones.
7. Extremófilos, del Viajero solitario. Una página de microrrelatos fantásticos.
8. Cuentos mínimos, de Idgie W. Mcgregor. Por lo mismo (y ya van tres...). ;-D
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Si el hurón de Fernando Valls se dejara, les recomendaría La nave de los locos, aun a riesgo de ser acusada de nepotismo... Por lo demás, he intentado dejar fuera a quienes ya habían sido premiados con anterioridad. Que disfruten con las visitas.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"