jueves, 19 de agosto de 2010

Rescoldos

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-De perdidas hojas están los corazones llenos, repuso desairada y enfadosa.
-Y de cenizas, contraatacó el otro con despecho, decidido a cortarle de una vez por todas cualquier posible resuello.
La hojarasca, entre tanto, seguía ardiendo en la pira por su bien; léase el de ambos.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"