El fotógrafo prepara su trípode y mete la cabeza bajo la manga. Aprieta el botón. Todo lo que ve delante del objetivo se precipita hacia él. Queda en el mundo un hueco incomprensible. Ya no se podrá llenar con nada.
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Antonio Fernández Molina, "Esa máquina", Las huellas del equilibrista, Menoscuarto, 2005.
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Él mete toda la cabeza, se prepara y aprieta el botón. El fotógrafo se precipita, incomprensible, hacia el mundo. Bajo su trípode ya no queda un objetivo: en adelante, con nada podrá llenar lo que vea el hueco de la manga.
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