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El mar
Salgo a la calle llovida. Una gota –quizá la única que quede en el aire- cae en mis lentes, me empaña la vista y me dice:
-Soy el mar.
Enrique Anderson Imbert, La sandía y otros cuentos,
Editorial Galerna, Buenos Aires, 1969, p. 127.
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Y el aire –quizá el mar- empaña la única vista que me sé; queda la llovida en mis lentes.
-Sal al mar, me dicen.
Cae una gota en la calle.