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Aunque sepa que la riña no va con él, no puede evitar sentirse implicado.
No está muy seguro de su papel, pero en cualquier caso ha decidido dar su opinión para que nadie cuestione sus buenas intenciones: "Yo sólo soy un pobre espejo antiguo", empieza a decir con la esperanza de llegar a captar, cuando menos, la benevolencia del lector. "Pero ya estoy cansado, harto, a decir verdad, de que ese uno y ese otro me atribuyan, sin venir a cuento, especulaciones, reverberaciones y hallazgos brillantes que jamás ha sido mi propósito reflejar, ni ahora ni en el pasado, y que discutan como salvajes, como si les fuera en ello la vida".
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"Me resulta humanamente imposible contentarlos a ambos. Sus desatados egos no permiten que ninguno quiera atenerse a razones, sólo la sugerente apariencia, cuyo brillo no puedo dejar de propagar, los seduce y convence.
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"Sabido es de todos que tengo un solo cuerpo de material bruñido por artesanas manos y mis aguas nítidas han buscado, desde siempre, reflejar la vida que acontecía ahí afuera con la mayor exactitud y fidelidad de que eran capaces, sin partidismos espurios, ni falsas lealtades de ningún tipo, sin prejuicios ni intereses creados que pudieran empañar mi servicio a la verdad y, con ella, al bien de los hombres.
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"Cuando fui creado, me dijeron que mi primer cometido consistía en reproducir la realidad sin pretender vanamente duplicarla, ni mucho menos suplantarla, deformarla o falsearla. Pero está visto que los deseos de un azogue viejo como yo de poco o nada sirven frente a las caprichosas voluntades de los hombres. De veras que lo lamento, no lo saben ustedes bien, pero las cosas se han revelado así: en verdad tan sólo alcanzo a ser espejo de la fortuna."