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Aunque sepa que la riña no va con él, no puede evitar sentirse implicado.
No está muy seguro de su papel, pero en cualquier caso ha decidido dar su opinión para que nadie cuestione sus buenas intenciones: "Yo sólo soy un pobre espejo antiguo", empieza a decir con la esperanza de llegar a captar, cuando menos, la benevolencia del lector. "Pero ya estoy cansado, harto, a decir verdad, de que ese uno y ese otro me atribuyan, sin venir a cuento, especulaciones, reverberaciones y hallazgos brillantes que jamás ha sido mi propósito reflejar, ni ahora ni en el pasado, y que discutan como salvajes, como si les fuera en ello la vida".
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"Me resulta humanamente imposible contentarlos a ambos. Sus desatados egos no permiten que ninguno quiera atenerse a razones, sólo la sugerente apariencia, cuyo brillo no puedo dejar de propagar, los seduce y convence.
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"Sabido es de todos que tengo un solo cuerpo de material bruñido por artesanas manos y mis aguas nítidas han buscado, desde siempre, reflejar la vida que acontecía ahí afuera con la mayor exactitud y fidelidad de que eran capaces, sin partidismos espurios, ni falsas lealtades de ningún tipo, sin prejuicios ni intereses creados que pudieran empañar mi servicio a la verdad y, con ella, al bien de los hombres.
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"Cuando fui creado, me dijeron que mi primer cometido consistía en reproducir la realidad sin pretender vanamente duplicarla, ni mucho menos suplantarla, deformarla o falsearla. Pero está visto que los deseos de un azogue viejo como yo de poco o nada sirven frente a las caprichosas voluntades de los hombres. De veras que lo lamento, no lo saben ustedes bien, pero las cosas se han revelado así: en verdad tan sólo alcanzo a ser espejo de la fortuna."
.oy orto le noc abaca y ,rodiart otidlam ,ojepse le epmoR .setnafele o sajeba ,sovreic ,socnalb sorellabac ,serolf ,sotag noc odnalbaH .anier res rargol arap zerdeja ed aditrap anu odnaguJ .ojepse le sart sám aicilA anu odneis sárabaca ojepse otnat noc lanif lA.
ResponderEliminarralucepse odulas nU.
¡Uff! No sabes, Adanero, el rato que llevo intentando leer del revés (del derecho, más bien) el jeroglífico éste, jajaja.
ResponderEliminarA principio pensaba que se trataba de un espejismo, pero no. Jajajaja
Un saludo diáfano
Espejismos, no sé; alucinaciones, tal vez. Porque yo creía que no habías escrito nada desde hace días ¡y resulta que el sujeto ése petrificado sigue allí, mirándome, como el dinosaurio! ¡Qué horror, Mega, huyo de aquí, despavorido!
ResponderEliminarMega, por favor, pásate a Blancanieves. Vas a volvernos más locos a todos.
El espejo, la realidad, una genial metáfora que merece un aplauso.
ResponderEliminarY sí, luego los hombres lo jodemos todo. Y perdón por la expresión.
Esta historia es un acierto.
un saludo
Bello y cierto relato. Luego llega el señor adanero y nos hace ver lo difícil que es la labor de hacer de espejo. Pobre espejo, todos quieren ver en él lo que no hay.
ResponderEliminarSalud y República
Manuel, ¿Blancanieves? Yo prefiero a la bruja por aquello que dice de: "Espejito, espejito mágico, ¿Quíen es la más bella del Reino?"
ResponderEliminar;-P
Desahogándome, yo me refería al ser humano en general... No te fustigues, hombre. (Y gracias.)
Rafa, jajaja. Ciertamente, todos quieren ver en él lo que no hay. Es lo que tiene ser un pobre objeto...
Saludos afectuosos
Es interesante no perder de vista que según modificamos el ángulo frente al espejo, también varía la imagen que nos devuelve. Es sólo un pobre objeto antiguo, pero muy sabio.
ResponderEliminarBesos reflejados.
Stendhaliana, estamos.
ResponderEliminarQué va, dejas muy atrás al pobre hombre, que se limitaba a dejar el espejo en el camino, irse a la taberna y, al regresar, apuntar todo lo que había quedado apresado en él, sencilla artimaña.
Tú das ser al espejo, que ya no es objeto. Consigues así llevarme por un largo y tortuoso camino (como no lo has repetido tú, lo pongo yo), de des-reconocerme. (me voy a dejar crecer la barba para no mirarme).
Los tres textos juntos producen un efecto espectacular.
Ave María purísima del amor hermosooooooo !!!!!!
ResponderEliminarVíctor, toda la razón. Tenemos un rostro más o menos conocido, pero en cambio ignoramos nuestro propio perfil.
ResponderEliminarNán, en efecto. Stendhal y su teoría sobre lo que debía ser el realismo...
Maria Eugènia, sin pecado concebida. ;-)
Abrazos varios
Mega. Como resulta que no nos vemos, de alguna manera nuestra imagen nos resulta extraña. Y no sé si has comprobado que no todos los espejos reproducen la realidad de la misma manera. Como botón de muestra esa caseta de feria de los mil espejos deformantes.
ResponderEliminarNo sé, yo me siento Max Estrella delante del espejo de mi dormitorio que parece el del callejón del Gato de Luces de Bohemia. Sin embargo el del cuarto de baño me proyecta una imagen que se reconcilia conmigo sin llegar, claro está, a castigarme como a Narciso.
No te preocupes por tu protagonista triple. Está protegido por la maldición que cae sobre quien rompa un espejo.
P.D.: Muy ocurrente lo de Adanero. La primera vez que he tenido que leer, en un blog, ¿al derecho?.
¿Qué le pasa a mi comentario? Desde el espejo en el que vivo a veces se ve perfecto.
ResponderEliminarUn saludo.
La imagen que ofrece el espejo está, en realidad, en el ojo.
ResponderEliminarSiempre me fascinaron esos espejos del Parque de Atracciones que devolvían imágenes deformadas: gordo, delgado, chato, sinuoso. Era tan irreal como divertido.
Y, para espejos deformantes, los del Callejón del Gato de Luces de Bohemia.
besos
No está nada mal esta trilogía del espejo.
ResponderEliminarPodría añadirse un cuarto protagonista: la imagen que uno ve, que no siempre se corresponde con la que devuelve el espejo.
He vuelto a leer los tres espejos y aunque mis comentarios pudieran parecer casi ditirámbicos, pero espontáneos, me veo obligado a mantenerlos (incluso la crítica al cliché: en mi pasillo recto me doy mis buenos golpes contra las paredes en el primer viaje de la cama al baño; no quiero ni pensar que fuera "tortuoso").
ResponderEliminarHay algunos blogs en los que aprendo mucho, además de disfrutar, pero en este tuyo es en el que más referencias literarias encuentro, pero siempre "un pasito más allá". El espejo de Sthendal era, sí, para el realismo. Pero tu técnica, tu modo de contar, me parece absolutamente realista. Ese pobre espejo, fastidiado ya, que no quiere "hallazgos brillantes", habla de un modo realista. ¿Que no es realista que un espejo hable? Esa es otra cuestión: lo que se cuenta y cómo se cuenta, felizmente, puede ser contradictorio, teniendo en cuenta todos los cuentos que llevamos detrás.
Para mí esto es importante, porque es el camino que he elegido en el taller donde voy: diferenciar entre decir (el autor) y contar (el narrador). Eliminar toda frase por la que alguien pueda decir ¡vaya tipo! Y mi gran descubrimiento es que ningún relato se cae, sino todo lo contrario (modestamente, claro).
En ese camino, aprendo mucho aquí, pero estas dos vueltas de tuerca me parecen de lo mejor. (Ahora que lo pienso, esto sí que es un pasillo largo y tortuoso). (además de humilde).
Por si alguien lo desconoce, los espejos de Luces de Bohemia existen. Yo creía que habían desaparecido, pero siguen aún, concretamente en la calle Álvarez Gato (o sea, el "callejon del Gato") de Madrid, cerca de la Puerta del Sol. (Por lo menos ahí estaban hace unos pocos años.)
ResponderEliminarA mí me llama la atención el espejo reflejado en el espejo. Los peluqueros, después de cortar el pelo al cliente, suelen poner un espejo detrás de él para que el cliente pueda ver su propia nuca, es decir, ver su propio reflejo en otro espejo.
Se me ocurre pensar en una casa que no tuviera paredes, ni techos ni suelos, sino solamente espejos. Sólo espejos arriba, abajo y a los lados. No sé si a alguien se le habrá ocurrido construir algo así. (Lo más parecido que conozco son esos probadores con espejos a los 4 lados, pero no en techo ni suelo.) ¿Cómo nos sentiríamos reflejados continuamente y desde todos los ángulos?
Dardo, yo también me acordé del Callejón del Gato y de sus espejos deformantes. Fabuloso, Max Estrella. Y gracias por tus palabras.
ResponderEliminarAdanero, o sea, que había que meterse dentro del espejo para poder leerlo bien... Ya veo.
ETDN, coincides de lleno con Dardo, ¿te diste cuenta? Ambos citáis el Callejón del Gato y las casetas de feria. ;-)
Viajero, como puedes observar en la última entrada de la serie, te he tomado la palabra...
Nán, jaja. Con respecto a lo del "pasillo tortuoso" (gracias a ti está empezando a convertirse en un personaje), la ficción tiene razones que la realidad no entiende. Quiero decir que no siempre lo verosímil en la ficción es trasladable a la realidad, y viceversa... Un poco como en la diferencia que estableces entre "decir" (lo real) y "contar" (lo ficticio). También yo aprendo mucho de todos vuestros comentarios. Gracias, Nano.
Saiz, ¿un metaespejo? Jaja, me parece que lo vamos a dejar por esta vez.
¿Que cómo nos sentiríamos rodeados de espejos? ¿Deslumbrados, bajo los síntomas de un espejismo continuo? ;-9
Más abrazos