Y, como de costumbre, terminas asomándote, para que yo te reconozca sin necesidad de cruzar conmigo ni media palabra. De golpe te apareces en miQuiquequerido tan osado como siempre, empañándole sus dulces ojillos con tu mirar. Y aunque también te agrade manifestarte en mitad de un enfado de Juan o un berrinche de Susana, a mí lo que más me duele es que te aproveches del chiquitín. De pronto te veo ahí plantado, haciendo gala de esa presencia rotunda que siempre ejerciste a tu favor y en mi contra, cada vez que me pedías, insistente, que me acercara a ti. Y yo iba y lo hacía. Has de saber que no me gusta nada que los molestes. Son mis hijos y tengo todo el derecho a protegerlos. Que no te vuelva a ver con su rostro...
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martes, 9 de junio de 2009
El legado
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Síndrome de Fregoli:
variante del síndrome de Capgras -pero aún más raro-, la persona cree que quienes la rodean son en realidad un mismo individuo que se disfraza para ocultar su apariencia. Recibe su nombre por el actor Leopoldo Fregoli, cuyas actuaciones en vivo se caracterizaban por la rapidez con la que cambiaba de vestimenta y de registro para encarnar los distintos personajes. El País semanal, 30/5/09.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"