martes, 25 de agosto de 2009

Mi sobrino, el entomólogo

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En escena, apenas un fragmentito de cielo blanquiazul entrevisto desde la terraza. Es la hora de la siesta de un verano que emprende sus primeros pasos. El sobrino intrépido examina, concentrado, cuanto se desarrolla ahí afuera, auscultando con la cámara los sonidos procedentes del exterior. Pese a contar con la altura insuficiente de un niño de 8 años, cuenta también con el instinto indómito del artista. Nunca nadie dijo que ir en pos de vuelos escurridizos de mosca fuera tarea fácil...
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Antecedentes
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Un poco más lejos, casi de forma simultánea al transcurso de la primera escena, el entomólogo mayor es observado por la mirada rapaz del entomólogo menor, conocido allende los mares con el sobrenombre de Popi. Dirige la operación un maestro de ceremonias con alma y vocación indudables de náufrago. Si bien el primero persigue documentar con un novedoso enfoque oblicuo su trabajo de campo; el segundo persigue simplemente, como miquín que es. Se desconocen qué objetivos mueven al maestro de ceremonias.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"