sábado, 11 de abril de 2009

Consuelo

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Mientras por fuera el tiempo laceraba su cuerpo entero, volviéndolo más torpe y frágil; por dentro, el termitero incansable de los años roía, aplicado, todos sus anhelos y recuerdos, tornándolos no menos impenetrables, recónditos.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"