sábado, 29 de abril de 2017

El abrazo

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A mi padre
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La memoria irrumpe con el reconocimiento. Reconocer es recordar, certificar, dar por cierto algo. Cerciorar(nos). Por ejemplo, ella a cortísima edad encaramada a esa inmensa escala. Y la escalera, mientras tanto, tambaleante y ultrajadora; temblona en su agarre y peldaños, desdeñosa. Parecía dispuesta a anegar con sus dientecillos de leche toda la estancia. Luego ya, un puro naufragio de gritos y pasos, de lloros y carreras a destiempo, conmigo colgada de tu cuello, contigo agarrándome fuerte para mejor escapar. Y ese abrazo como fiel recuerdo. 
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"