jueves, 8 de febrero de 2018

Quinientos noventa y ocho


Se vive en la edad de la inocencia mientras se aprende, es decir, toda la vida. En verdad, ésa es la mejor edad del hombre: la del aprendizaje.


.
.
Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"