lunes, 19 de octubre de 2015

Amanece la noche

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Unas notas de piano
se filtran despacio
por la ventana
mientras el trinar destemplado  
de un pájaro 
repica al son de la campana
del Templo de la Sagrada Familia.
Acompasa sus gorjeos
arrítmicos un viento 
gélido, que se desvanece
entre sábanas blancas.
De pronto, 
el taconeo 
de una vecina 
tumultuosa
ha querido fundirse 
con el rugir de una moto.
Van a dar las ocho
cuando crepita una persiana
y cede ante la noche,
que amanece.
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Unas notas de piano se filtran despacio por la ventana mientras el trinar destemplado de un pájaro repica al son de la campana del Templo de la Sagrada Familia. Acompasa sus gorjeos arrítmicos un viento gélido, que se desvanece entre sábanas blancas. De pronto, el taconeo de una vecina tumultuosa ha querido fundirse con el rugir de una moto. Van a dar las ocho cuando crepita una persiana y cede ante la noche, que amanece.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"