sábado, 30 de diciembre de 2017

Quinientos setenta y ocho

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Penetrar en el secreto de las cosas para así comprender mejor cuanto en un futuro fuimos.
F e l i z    2 0 1 8


jueves, 14 de diciembre de 2017

lunes, 11 de diciembre de 2017

La garza atrevida

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Una mocita quiso querer
un día venturoso 
a un mozo de bien. 
La garza atrevida,
dichosa y alegre

de puro candor,
recibe el cortejo mocero
con gentil corazón.
¡Nada hay más bello
que verlos danzar
en compañía
y audaz vuelo
de su otredad!

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viernes, 8 de diciembre de 2017

Desbocado

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Creía que eso les ocurría sólo a los jóvenes; a los jóvenes incautos. Pensaba que la madurez era una especie de escudo defensivo gracias al cual la vida, sus peores incidentes, resbalaban piel abajo sin mayores consecuencias. Por fortuna, solía decirse. Y, desde luego, creía que a él no le iba a pasar nunca cosa semejante. Pero ocurrió. ¿Dónde se había visto? Trató de ignorarlo; basta no creer en algo para que ese algo terrible no exista, se dijo, convencido de sus buenos reflejos. Y aunque los días empezaron a correr más ágiles, al cabo no pudo evitar que un runrún extraño se instalara en la boca de su estómago. Es el trabajo, zanjó. ¿En serio?, se cuestionaba tan sólo horas después. Fue al médico. Tenía palpitaciones y sueños deslumbrantes como fogonazos. Tuvo que admitir que pensaba demasiado en ello. ¿Se estaría enamorando? Decidió atajarlo de raíz, dejar de verla. Fue peor. El runrún que albergaba su estómago hizo implosión. Basta no querer reconocer algo, para que ese algo terrible exista aumentado, barruntó. La situación empezaba a ser embarazosa. Optó entonces por decírselo. Quedaron un día cualquiera y se le declaró. No fue correspondido como esperaba. Se deprimió. Ahora trata de calmar los periódicos estallidos que soporta su estómago practicando alambicados deportes de riesgo; también atiborrándose de toda clase de noticiarios. Cuanto más tóxicos, mejor. Como si la propia desazón del mundo pudiera alcanzar un día a cubrirlo por entero. Sigue descorazonado y confuso. No tolera que no haya cura.


Quinientos setenta y dos

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Sólo al querer saber, descubrimos nuestra ignorancia.
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sábado, 2 de diciembre de 2017

Quinientos setenta

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Sublimación: engrandecimiento, exaltación, ensalzamiento o elevación del ser a un grado por entero desconocido, parece querer apuntar el DRAE. "Sublimados, dejaron de ser ellos para convertirse en un trasunto de sí mismos".
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Quinientos sesenta y nueve

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En ocasiones, la destreza de saber vivir se adquiere malviviendo; desviviéndose, cuando menos, por aquello que verdaderamente importa.
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jueves, 30 de noviembre de 2017

Quinientos sesenta y ocho

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Un rasgo de prudencia: saber discernir lo que nos conviene, aunque sea imprudente.
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martes, 28 de noviembre de 2017

Quinientos sesenta y siete

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Al cabo de los años, pocas sensaciones nos impresionan ya. En todo caso, nos sigue maravillando lo que una vez fueron, lo que seguirán siendo si la memoria no nos falla.
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lunes, 27 de noviembre de 2017

Alborada

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Quien está solo, solo de fría soledad, suele dar vueltas y revueltas 
a las cosas cotidianas. Esa clase de penar por una recompensa mil veces aplazada es un vicio solitario que irrumpe en las jornadas de trabajo menos livianas; de forma atropellada casi siempre. Sin consideraciones vanasComo si deseara instalarse en el corazón de su presa para que le escueza su destello de hielo candente. Y hacerse fuerte con sus dentelladas feroces de animal acorralado. Quien está solo, solo de soledad escarchada, suele salir por las noches a tomar salmorejo y salazones (todas delicias salubres) persiguiendo la luz del alba. 
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domingo, 26 de noviembre de 2017

Natación sincronizada

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Siempre que recorro piscinas a nado, hablo contigo en estilo indirecto libre, despiertos los sentidos al relente de unas aguas en apariencia profundas, sumamente quietas sin embargo en esos instantes en que intento prefigurarte; convocar tu abrazo y un beso tuyo a cada brazada, y tu yo en mí en esa tarde de luces turbias y turbios oleajes de destinos anudados. Muy adentro vives ya, como vivirás mañana y pasado mañana. (¡Y cómo nos encanta resucitar en la memoria aquellos momentos de deleite!) El amor, desde luego, lo es; de hecho, a mí me está pareciendo de un tiempo a esta parte un sentimiento de perfección envolvente. Convendrás conmigo en que para enamorarse en serio hay que tener talento dramático, un poco de suerte y capacidad de arrobamiento. Poseer la voluntad firme de ser feliz en el otro; por el otro; gracias al otro. Rendirse a ello con la mayor humildad. ¡Menudo atrevimiento! De modo que eso es lo que hago cada vez que nado: convocarte, mientras acompaso mi respiración al flujo incauto de mi memoria encantada. Estás en mis sueños porque ellos te (a)guardan.
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Quinientos sesenta y seis

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Como figura de pensamiento, la paradoja nos deja exhaustos; rendidos a la evidencia de nuestro sinsentido.
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sábado, 25 de noviembre de 2017

viernes, 24 de noviembre de 2017

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Quinientos sesenta y dos

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El gusto y el criterio son cualidades subjetivas, aunque puedan constatarse objetivamente.
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domingo, 19 de noviembre de 2017

Quinientos sesenta y uno

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Sobrellevar alguna estrechez, siempre que no sea de miras, ensancha el espíritu.
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sábado, 18 de noviembre de 2017

Quinientos sesenta

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Los sabios humildes ignoran cuánto saben. Los más resabiados, en cambio, olvidan cuanto saben.
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viernes, 17 de noviembre de 2017

martes, 14 de noviembre de 2017

Quinientos cincuenta y ocho

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Un escritor no es más que un lector avezado. 
Aunque tampoco un escritor avezado es más que un lector.
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sábado, 11 de noviembre de 2017

Quinientos cincuenta y cuatro

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Una puerta se abre. Me asomo a su interior oscuro. Las tinieblas tienen la extraña costumbre de adoptar la forma huidiza de los deseos.
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viernes, 10 de noviembre de 2017

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Quinientos cincuenta y dos

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La voluntad de querer o libre albedrío, también conocida como libre (in)determinación.
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Quinientos cincuenta y uno

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Los sentidos determinan las decisiones que tomamos. Al menos, las importantes.
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lunes, 6 de noviembre de 2017

Almendros en flor

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En sueños, un lienzo cubre buena parte de la pared del dormitorio. Es de gran formato y hechuras pesadas, con pinceladas de trazo grueso. El marco, de madera de roble, da cuenta de su calidad. Cuando despierto, la obra que preside mi estancia ya no existe. Parecía una pintura de mi admirado Casas. O de Rusiñol. Como el hermoso cuadro de los almendros en flor que había en la vivienda  de mis abuelos. Se liquidó cuando murieron. Lo vi colgado del comedor hasta mi primera juventud. Mientras fui niña, nadie me lo alabó jamás ni me reveló siquiera su ilustre procedencia. No hacía falta. Era enigmático. De poderosa belleza. Lo he buscado en catálogos y revistas de arte. Nada. A veces, se me aparece en sueños, retador. De él cuelga para siempre la bendita inocencia de la infancia. 
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Santiago Rusiñol, Masia blanca (Bunyola, Mallorca) 
(1902, Museu Nacional d'Art de Catalunya, Barcelona)
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miércoles, 1 de noviembre de 2017

Quinientos cuarenta y ocho

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La extrema belleza de lo irresistible.
La belleza irresistible de lo extremo.
La resistencia de lo bello y extremo.
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lunes, 30 de octubre de 2017

viernes, 27 de octubre de 2017

Quinientos cuarenta y cinco

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Hoy el gobierno catalán ha declarado unilateralmente la independencia a España. Por la tarde fui a nadar.
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domingo, 22 de octubre de 2017

Quinientos cuarenta y dos

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Tras suspender(nos) el juicio, fuimos suspendidos de nuestros derechos en favor de una patria que pendía sobre nuestras cabezas.
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lunes, 16 de octubre de 2017

Bajo el signo de ATENEA

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Esta antología de aforistas a cargo de Manuel Neila Lumeras reúne nada menos que a diez autoras distintas con una muestra bastante representativa de su quehacer literario. Para mí la práctica del aforismo ha ido a menudo de la mano de la reflexión en torno al propio género; y así lo aclara el autor de esta reseña, Pedro Martínez Domene. Muchas gracias por acoger tan favorablemente su aparición.
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sábado, 14 de octubre de 2017

miércoles, 11 de octubre de 2017

Quinientos cuarenta y medio

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Declaración de independencia a la catalana: Digues que m'estimes encara que sigui mentida.
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lunes, 9 de octubre de 2017

El hombre del día

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La manifestación de ayer convocó a gente que paseaba con tres banderas nada menos: la senyera (que no estelada), la española y la europea, algunos las vestían superpuestas; lo que significa -cuando menos- que el público que se agolpaba en aceras y calles hasta desbordarlas era variopinto y plural. Se manifestaron sobre todo para hacer saber que ellos también son parte del pueblo de Cataluña. Pacífica y multitudinaria, los maniifestantes corearon lemas como "Luego diréis que fuimos cinco o seis" y "Puigdemont, a prisión". Los había incluso que se manifestaban por primera vez, como reconocieron algunos en televisión. Aun cuando iban todos mezclados, creo que se trató de una manifestación necesaria. Se ha hablado mucho de no humillar a los independentistas, pero poco o nada (en comparación) del ninguneo continuo al que el nacionalismo ha sometido durante años a esta otra multitud. Ellos son los otros catalanes y componen el 52,2% de la población que el referéndum exprés (aprobado sólo por una mayoría parlamentaria en escaños compuesta por el 47,8% de los votos) prefirió dejar fuera, de ahí que optara por no ir a votar en un referéndum ilegal o amañado. Si de valorar discursos se trata, me quedo con todas y cada una de las palabras del exministro socialista Josep Borrell, el hombre del día.
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viernes, 6 de octubre de 2017

Cuenta atrás

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Las 12 en punto. Mientras la Sagrada Familia entona a toque de campana "Rosa d'abril, Morena de la Serra", yo me pregunto por el sentido secreto de este Virolai que se empeña en celebrar una cuenta atrás premonitoria de no sabemos qué.
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jueves, 5 de octubre de 2017

miércoles, 4 de octubre de 2017

Quinientos treinta y nueve

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Para entrar en razón hay que atender (y atenerse) a razones. 
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La quietud, de Ignacio Ferrando

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Tras la tempestad
            
Autor fecundo, con varios libros en su haber, ya se trate de novelas (Un centímetro de mar, 2011) o de cuentos (La piel de los extraños, 2012, Premio Setenil), entre otros, Ignacio Ferrando nos propone en estas páginas un viaje iniciático sembrado de obstáculos, tales como aquellos que surgen durante la adopción en un país extranjero o la asunción de una paternidad de la que Héctor, el narrador protagonista, recela. Este profesor de arquitectura ronda la cuarentena cuando Julia, su exmujer, le pide que la acompañe hasta la Rusia profunda, como si fueran una pareja feliz, para ir a buscar a Dimitri, el niño que les han asignado en adopción cuando aún estaban juntos. Se trata, por tanto, de una propuesta insólita, plagada de fingimientos y acaso determinada por la urgencia de Julia de aprovechar la que quizá represente su última oportunidad de ser madre. Por extraño que pueda parecer, Héctor aceptará viajar con ella hacia lo desconocido, aunque, perplejo ante su propia decisión, se muestre resuelto a averiguar si en el fondo sigue enamorado de su exmujer. Antes, sin embargo, tendrá que revelarle a Ann, su joven novia, una verdad difícil, mientras le escamotea su huida con Julia para no herirla más de la cuenta, lo que supone para su incipiente relación un verdadero revulsivo. Hasta aquí, la exposición del argumento a grandes trazos.
           
A partir de este ambicioso planteamiento, Ignacio Ferrando profundiza en las múltiples complicaciones que trae consigo la adopción, en su mayoría de tipo burocrático, pero también culturales, pues ellos representan a ojos de esas gentes sencillas el feroz capitalismo que los está diezmando como país. En cualquier caso, lo fundamental estriba en el hecho de que Héctor y Julia deberán empezar de cero a fin de poder afrontar juntos una serie de dificultades, mientras encadenan un problema tras otro y sus empeños parecen condenados al fracaso, pues no otra cosa cabe prever de la gélida Rusia en la que se adentran atemorizados, un paisaje que no muestra por ellos –en apariencia − la menor comprensión.
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Por la novela deambulan también otras parejas más o menos estables que acarrean sus mismos sueños, como la compuesta por las italianas Cinzia y Cornelia, dos auténticas luchadoras resueltas a ponerse el mundo por montera; junto con la presencia en la sombra del padre del narrador protagonista, un espejo que le permite a Héctor cuestionarse su futura paternidad, además de su comportamiento como hijo.
           
La novela se lee con fluidez, como si Ignacio Ferrando la hubiera escrito en estado de gracia. El caso es que no se perciben escollos y las diversas subtramas parecen hilarse dándose el relevo en el momento adecuado, ya sea para emerger como acicate del argumento principal, ya para servirle a éste de contrapunto, sin que ningún elemento chirríe. Acaso esté de más decir que la prosa del autor, limpia y torrencial, muy cercana en ocasiones de la revelación o la parábola, llega a hacerse invisible de tan elocuente, pues ya desde el mismo arranque el lector es conducido por distintas peripecias, y a las situaciones a que dan lugar, a través de la cimentación de imágenes de gran fuerza visual, de poderosa seducción.
   
Tras la tempestad llega la calma o la quietud de este libro lleno de sabiduría y buen hacer. Es probable que sea el propio temor al fracaso que persigue con tenacidad a su protagonista, el sentimiento que lo haya empujado a emprender una travesía llena de peligros, de la que sale airoso, y, en especial, a afrontar una paternidad conflictiva y dudosa. Y siendo todo ello así, se trata a su vez de una novela que bucea de manera incansable en los misterios de las relaciones amorosas, en sus pasiones y engaños posibles, a menudo plagados de imprevistos. 
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* Esta reseña salió publicada en la revista de literatura Quimera, núm. 405, el pasado mes de septiembre.

martes, 3 de octubre de 2017

Quinientos treinta y ocho

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El amor es el dolor de una ausencia.
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Simulacros

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Desde hace varios días, los helicópteros sobrevuelan mi ciudad. Mañana, tarde y noche. A veces, también de madrugada. De vez en cuando se oyen sirenas. Como si un ejército de ocupación hubiera invadido la capital. La gente que hoy sale a la calle a manifestarse se supone que lo hará para rechazar la carga policial de hace dos jornadas, aunque es probable que conviertan la ocasión en una demanda de independentismo más, confundiendo los términos. A los más jóvenes, se les está dando la excusa perfecta para seguir jugando a polis y cacos. La Sexta reconocía ayer por la noche que la Generalitat parece estar acaudillando a los independentistas para que, a golpe de presión (¿escrache lo llaman?), logren expulsar de Cataluña al destacamento extra de cuerpos desplegados de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. Esto se parece cada vez más a una asonada militar. Y yo creo que los indepes lo saben y se aprovechan de ello. A los más radicales les gusta quemarse, de modo que les trae al fresco si hay "efectos colaterales". Cuanto más dure esta ocupación, más razones habrá para echarlos. ¿No se trataba de reivindicar una nación liberada? Pues en ese simulacro estamos...
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lunes, 2 de octubre de 2017

Quinientos treinta y siete

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La violencia no se justifica nunca, como tampoco se justifica declarar tras ella la independencia de un país.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"