Ay, si cupiese
la posibilidad
de formular
un deseo
imposible:
"no desear tanto".
Desear cuando
menos la mitad
de la mitad.
De medio lado.
Siquiera de perfil,
al sesgo,
o de costado;
conformarse
al por menor
y siempre por
descontado.
.
.
Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"