miércoles, 22 de abril de 2009

La experiencia más aborrecible

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Le bastó sentir aquella angustia para visitar al médico. Poco después, disparó su alarma la aparición de un temblor en el pulso, bastante enojoso por cierto, cada vez que intentaba escribir a mano, acompañado por una visión desvaída de cosas y personas, la cual solía atenazarle el ánimo durante horas. A la pérdida del sentido del tacto y de la vista, llegaría, casi de inmediato, la del gusto; situación que supuso un verdadero martirio; él, que siempre se había declarado un entusiasta gourmet.

Desde hace algún tiempo, vive en el más absoluto y denso de los silencios, postrado en la sima más profunda, añorando todos y cada uno de sus dolores pasados. El hastío en el que yace le resulta, a todas luces, la experiencia más aborrecible.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"