viernes, 4 de enero de 2013

Ojos de vaca

...
Ayer me la volví a encontrar. Bien arropadita, con los ojos muy atentos, levemente inclinada hacia atrás para que la silla pudiera sortear mejor el escalón de la calle. Yo venía de comprar el pan y sus hijos la devolvían a casa. Miraba a todas partes sin ver, como aquella vaca de mi infancia, con la vista puesta en el horizonte, más allá de tus circunstancias, mientras con ojos inertes te agujereaba. Veía sin ver porque todo lo veía. Muy probablemente también comiera ya sin comer, soñara sin apenas soñar, amara sin necesidad. Sus ojos la delataban.
....
.......
.
.
Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"