La elipsis, hambrienta y voraz, despiadada como ella sola, se está comiendo sin miramientos este exiguo microrrel...
La elipsis se está comiendo —a trompicones— este exiguo microrrel...
La elipsis se está comiendo.
LA ELIPS...
.
.
Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"