sábado, 1 de junio de 2019

772

Oquedad: hueco que deja un vacío. O vacío que deja un hueco. Como sucede en el vaciado de un molde, quedando este, por extraño que parezca, ahuecado a perpetuidad. Acaso una muestra de puro orgullo. O como cuando alguien ahueca el ala. Y echa a volar sin saber hasta cuándo, ni en qué dirección es mejor tirar, pues ignora por dónde sopla el viento; ese mismo que nos sostiene cuando decide sostenernos. Como seres de aire que somos. Un comportamiento semejante.



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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"