sábado, 10 de junio de 2017

Cuatrocientos setenta y cinco

.
llorar a moco tendido; llorar y crujir de dientes. Ambas frases suelen utilizarse para dar a entender que se llora con mucho aparato y denuedo. La primera, echando mano de bastante puesta en escena; la segunda, de forma copiosa y exagerada, con un poco de punción y grandes dosis de arrepentimiento. Como harían las plañideras. A veces, asoma entre tanto lloriqueo un excéntrico que no duda en desternillarse de la risa. La impresión que resulta de semejante algarabía es descorazonante. Véase, en tales casos, lo que a uno le plazca. 
.
.

Cuatrocientos setenta y cuatro

.
desternillarse de la risa. Expresión extemporánea y descorazonadora que se produce al reírse uno por todo y por nada en concreto; especialmente por lo segundo. Muy común entre gente desalmada. Véase, enseguida, llorar a moco tendido; llorar y crujir de dientes.
.

.
.
Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"