martes, 8 de enero de 2008

Luminosa oscuridad

.
.
La tarde declina. Cree que si se queda un rato más, empezará a sentir frío, de tanto silencio como se escucha. Al fin se decide y extrae del bolso, medio a tientas, una cámara de fotos diminuta. El sol se va perdiendo por los surcos de la noche hasta que los árboles detienen su sombra. A estas horas, sólo pasean ya algunos turistas. Quisiera enfocar la cámara para perseguir la luz en movimiento. Saca varias fotos; se abriga. Cuando recoja sus pasos, será noche oscura.
.
.
Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"