Cansado de ser otro, volvió a casa en un taxi para llegar lo antes posible. En cuanto su mujer le abrió la puerta, lo primero que hizo fue soltarle que los gemelos no podían ser suyos de ningún modo.
. . Hermosa vida que pasó y parece ya no pasar… Desde este instante, ahondo sueños en la memoria: se estremece la eternidad del tiempo allá en el fondo. Y de repente un remolino crece que me arrastra sorbido hacia un trasfondo de sima, donde va, precipitado, para siempre sumiéndose el pasado.