Desnudez de toda pieza
que se sacude de sí ropas y lastres
para despojarse mejor
de acciones verbosas,
de verborreas inanes;
verbosidades todas ellas fuera
del más común de los sentidos:
si no la boca que degusta
lo que dice, la mano que
reescribe cuanto sabe.
Ser elocuente mas no
en vano, pues inútil
parece lo dicho si
demudado irrumpe.
No rebajarse, pues,
al capricho verborreico
que anega voluntades
y vocaciones.
Entregarse acaso
a la bruma de lo ágil,
para mecer las horas
licuadas de la tarde
con el verbo decantado en el pulso
y el pulso embebido en el aire.