lunes, 29 de junio de 2020

ELOCUCIÓN

Desnudez de toda pieza  
que se sacude de sí ropas y lastres
para despojarse mejor 
de acciones verbosas,
de verborreas inanes;
verbosidades todas ellas fuera 
del más común de los sentidos: 
si no la boca que degusta
lo que dice, la mano que 
reescribe cuanto sabe.

Ser elocuente mas no
en vano, pues inútil 
parece lo dicho si
demudado irrumpe.

No rebajarse, pues, 
al capricho verborreico
que anega voluntades
y vocaciones.
Entregarse acaso
a la bruma de lo ágil,
para mecer las horas
licuadas de la tarde
con el verbo decantado en el pulso
y el pulso embebido en el aire.





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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"