Le advierto que determinada
ligereza puede llegar a pinchar y a enrojecerle la piel. El brillo y la
delgadez han sido siempre cualidades apreciadas, no se lo niego, pero ¿qué
decir de su falta de consistencia?, ¿de su excesiva frialdad? No olvide que aun
siendo una virtud en figuras de perfil vaporoso, lo ligero suele inocular en
sus víctimas venenos mortales de perdición. ¡Desengáñese: aquella ninfa del
vestido verde no le conviene!