jueves, 10 de diciembre de 2009

Ligereza

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Le advierto que determinada ligereza puede llegar a pinchar y a enrojecerle la piel. El brillo y la delgadez han sido siempre cualidades apreciadas, no se lo niego, pero ¿qué decir de su falta de consistencia?, ¿de su excesiva frialdad? No olvide que aun siendo una virtud en figuras de perfil vaporoso, lo ligero suele inocular en sus víctimas venenos mortales de perdición. ¡Desengáñese: aquella ninfa del vestido verde no le conviene!
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12 comentarios:

  1. Muy bueno el final, precedido de esa reflexión vegetal sobre las apariencias, o sobre la otra cara de las cosas (rosa/espina). El final juega muy sutilmente con el doble sentido de ninfa (ser mitológico y nenúfar). Por eso redondea el relato. Un beso.

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  2. a mí me parece un extracto de una novela decimonónica...!

    un beso enorme

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  3. Pues yo estaba sintiendo esas frías ligerezas y a punto de defender a la hojita cuando asomó la ninfa y me reí.
    Eres tremenda.
    Besos.

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  4. Antonio, de eso mismo se trataba: de advertir contra el engaño de las apariencias. Aunque, al final, de quien más desconfiemos sea precisamente de la supuesta consejera... (Te debo una foto. A ver si te la mando luego).
    Un beso

    Lara, jaja. El tono es grandilocuente, sí, y hasta hiperbólico, sobre todo cuando dice eso de "venenos mortales de perdición". Pero también es irónico, por descontado, y ahí precisamente estaría dándole la vuelta a esa retórica alambicada de sentimientos tumultuosos que es la novela del XIX. Un abrazo fuerte

    Araceli, me alegro de que te hayas sonreído. Para mí el humor es un asunto tan serio como delicado (y ligero). ;-P
    Besos

    Izaskun, ya sabía yo que te ibas a poner de su parte, jaja.
    Un besazo

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  5. Y es que no le conviene. Yo nunca me fío de las ninfas vestidas de verde.
    Bello y conciso, Gemma. Y se agradece lo de advertir de que (a muchos les da por comerse el "de")
    Besos ligeros pero de peso.

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  6. No te quito la razón. Se puede vivir sin fondo de armario; doy fe, porque a mí me valdría con un armario extraplano. Pero no sin fondo de amada.

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  7. Bárbara, las ninfas vestidas de verde son peligrosísimas, desde luego; unas reinas absolutas de la seducción. A ver qué guapa iba a competir con ellas. ;-P
    Besos

    Nano, jaja, ni sin fondo ni sin forma. De ahí que se lamente tanto la pobrecilla narradora...
    Más besos

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  8. Gemma, me brindas percepciones de peso que no voy a tomar a la ligera.
    Abrazo verdinegro.
    Sergio Astorga

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  9. Ja..ja..más de un caballero se perdió por el encanto de esas ninfas a medio hacer a pesar de su supuesta "falta de peso y sustancia" seguramente estarán en posesión de algún secreto vedado a las más mayores.Ah,pues a mí me encanta el tono deminonónico.Abrazo.

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  10. Sergio, jaja, tú siempre haciendo comentarios malabares. ;-P
    Un beso

    Bambú, claro que tampoco hay que olvidar que esta narradora parece hablarnos desde una cierta envidia... No sé si sana o más bien de la otra.
    Abrazos

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  11. ¡Me encantan los finales inesperados! Un microrrelato muy conseguido, sigue así.

    Saludos ;-)

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"