lunes, 3 de junio de 2019

Berlín, 34 grados

Niños como lagartijas corretean por la calle, gritando y escabulléndose sin importarles nada más que su propio juego, al que se entregan con absoluta seriedad. Las golondrinas chillan y los coches pasan mientras los adultos sestean o, al menos, lo intentan. La tarde parece que transcurra a ratos. Quién sabe. A lo mejor, lo hace.


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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"