martes, 17 de mayo de 2011

Ángulo de visión




De pronto se ha levantado de la mesa para ver de nuevo su espacio de trabajo. Deseaba verse sin ser visto desde este otro ángulo; observarse como lo habría hecho de no haber permanecido sentado entonces, de haberse movido al cabo. Viajar a este otro lado de la imagen, hallarse fuera de sí a la distancia salvable de cuatro ridículos pasos, le ha permitido vislumbrarse distinto, acaso la fantasía imposible de contemplarse siendo de nuevo. O al menos imaginarlo mientras duraba esa ausencia momentánea, ese fuera de ángulo repentino. Parece increíble que el menor movimiento cueste a veces tanto. 


De haberse decidido hoy, hace 5, 10, 25, 96 meses, ese otro alguien, ese otro alien, quién sabe si él mismo, estaría viéndose sin duda desde este otro lado, de acuerdo con estas sus otras circunstancias, pero también este su otro corazón y estas sus otras vísceras, de acuerdo con toda su otredad entera. Bastaba levantarse entonces y tomar desde dicha posición esta misma foto, fotografiarlo todo desde este otro ángulo que ya no es aquel sin embargo, recorrer esta misma distancia ridícula, para lograrlo. Eso sólo bastaba. Ahora le queda, por el contrario, la posibilidad remota de realizar este recuento solo

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"