De pronto se ha levantado de la mesa para ver de nuevo su espacio de trabajo. Deseaba verse sin ser visto desde este otro ángulo; observarse como lo habría hecho de no haber permanecido sentado entonces, de haberse movido al cabo. Viajar a este otro lado de la imagen, hallarse fuera de sí a la distancia salvable de cuatro ridículos pasos, le ha permitido vislumbrarse distinto, acaso la fantasía imposible de contemplarse siendo de nuevo. O al menos imaginarlo mientras duraba esa ausencia momentánea, ese fuera de ángulo repentino. Parece increíble que el menor movimiento cueste a veces tanto.
De haberse decidido hoy, hace 5, 10, 25, 96 meses, ese otro alguien, ese otro alien, quién sabe si él mismo, estaría viéndose sin duda desde este otro lado, de acuerdo con estas sus otras circunstancias, pero también este su otro corazón y estas sus otras vísceras, de acuerdo con toda su otredad entera. Bastaba levantarse entonces y tomar desde dicha posición esta misma foto, fotografiarlo todo desde este otro ángulo que ya no es aquel sin embargo, recorrer esta misma distancia ridícula, para lograrlo. Eso sólo bastaba. Ahora le queda, por el contrario, la posibilidad remota de realizar este recuento solo.
Verse sin ser vista y en otras circunstancias. Esto que describes tan bien, a mí me ocurrió en un sueño y es una experiencia, ¡ufff!
ResponderEliminarLa circunstancia o el paso del tiempo se marcaba porque llevaba dos vestidos distintos. Al cabo de los años escribí un micro.
Abrazos
Hace tiempo salió en La Vanguardia la entrevista a una monja de clausura que comentaba haber hecho el viaje más largo de su vida el día en que salió del convento, fue a la casa vecina y, desde el balcón, contempló el convento por fuera.
ResponderEliminarEste micro me ha recordado aquella imagen de la monjita pero a cámara lenta, por dentro, como en una sesión de fotogramas. Muy atractiva la intensidad con que expones la incertidumbre.
Abrazos.
Soberbio texto que he tenido que leer varias veces para exprimirlo todo lo posible. ¡Quién pudiera, en ocasiones, distanciarse de uno mismo y contemplarse como algo ajeno pero sin la desazón que seguro traería consigo.
ResponderEliminarTanto su magnífica prosa como la foto de su rincón ¿berlinés? me han recordado a la pintura de De Chirico.
Supongo que por la angustia que me ha producido el texto íntegro.
¿Cómo van las contracciones? ;-p
Un abrazo, Zauberin
Me gusta muchísimo, Gemma, un ángulo de visión detenido en el tiempo, ajeno al tic-tac de los relojes, una toma de consciencia perpleja y fabulosa. Y tu escritura, como dicen atrás, invita a la relectura, al descubrimiento, a la degustación.
ResponderEliminarEstupenda fotografía.
Besos
Increíble. Y no menos inquietante. Ver sin ser visto, tocar sin ser tocado... Irse sin la conciencia de si uno se va o se queda allí, en la mesa. Este micro es de los que abren perspectivas. La prosa, magistral.
ResponderEliminarAbrazos.
Qué buena esa mención a "toda su otredad entera".
ResponderEliminarQué mezcla bestial entre la visión de uno mismo dentro de un cuadro de Escher y la imposibilidad de volver al instante en el que se estaba antes de salir.
Espiral e hipnótico.
Abrazo
Gabriel
Me ha encantado, como un viaje a su yo. Bien podría titularse este micro La Otredad, palabra que me encanta. Ahora mismo me estoy viendo mientras tecleo, pero es como si no fuera yo. Besos.
ResponderEliminarEl comienzo es soberbio, atrapa y es inevitable continuar, después sigues enganchado, descubriendo e intentando descifrar. Un micro con mucho fondo, humanista, diría yo. Para releer; muy bueno Gemma.
ResponderEliminarUn abrazo.
Belleza de relato inmenso. Y a esa otredad entera súmesele el tiempo.
ResponderEliminar¡Es tremendo!
Un inmenso beso
Cuánta poquedad nuestro ser, ¿verdad? Nadie se ve dos veces a sí mismo desde el mismo sitio.
ResponderEliminarGemma, tus indagaciones sobre el espacio y el punto de vista nos lleva a la ecuación: realidad mas punto de vista igual a Alter Ego, teniendo el tiempo como variable pertinaz.
ResponderEliminarSi el arrepentimiento de lo que pudo ser aparece, destruye cualquier aplicación de la ecuación. Tendriamos que iniciar de nuevo la experiencia. para evitar la contaminació.
La posibilidad de utilizar la fotografía digital atempera la tentación de usar el photoshop.
Abrazo 15 minutos después de la primera toma.
Sergio Astorga
Isabel, en esta pieza me propuse reflejar, a través del pensamiento de este narrador personaje, el resto o el rastro que puede acabar imprimiendo en nuestra existencia el más mínimo cambio de rumbo. Un beso
ResponderEliminarSusana, esa misma trama forma parte de un cuento de Cristina Fernández Cubas, cuyo título no recuerdo ahora pero que procede de una historia real de la que ella se inspiró. Casi estoy segura de que aparece recogida en la edición de Tusquets de "Todos los cuentos", del 2008. Un abrazo
Freia, la prosa debía resultar lo bastante asfixiante como para dar cuenta de la obsesión y la búsqueda que pretende el personaje, y que consiste -como bien apuntas- en desdoblarse momentáneamente para vislumbrar lo perdido, o lo no acaecido, que sería su otra variante. Efectivamente, mi querida Watson, esa foto es 100% berlinesa. La de veces que habré fotografiado esta vista entre sórdida y misteriosa que se aprecia desde la ventana. Muchos besos
Jesus, el tono de la pieza es consecuencia de que no conciba un desdoblamiento sin sus debidas dosis de violencia y angustia. Así, el cambio de ángulo le permite rebobinar un trecho de su vida determinado, para, a partir de entonces, sentarse a observar las consecuencias de esa violencia o injuria. De ahí también que todo el micro provoque esa sensación que describes de tiempo detenido y siniestro. Un beso
Agus, estar y no estar al mismo tiempo. En eso creo que se cifra en buena medida el motivo del doble. Un abrazo grande
Gabriel, espiral, hipnótico y también con su punto desquiciado, pues al cabo el mismo personaje está condenado a que su búsqueda sea desesperada por infructuosa. Muchas gracias y un abrazo
María, jaja. ¡Cuánta razón! Yo creo que, en realidad, ni vemos ni entendemos nada de nada..., ni a un palmo ni a diez... ¡Un abrazo!
Manu, a mí me encantan vuestros comentarios porque alumbran el texto con parecida distancia precisamente a la que pretende introducir el personaje de este micro siniestro.
:-) Podría resumirse la pieza, sí, como ese "viaje a su yo" que dices. Tu propuesta de título sería estupenda si no desvelara demasiado pronto el meollo de la historia. Pero tomo nota. Gracias, y un beso!
David, pretendía ser visceral; en el fondo, se trataba de eso mismo: de buscar, horadar, escarbar... Celebro que te haya gustado. Un abrazo
Izaskun, justamente. Al calor de tu comentario, se me ocurre que la pieza podría haberse titulado también 'En busca del tiempo perdido'. :-) Un besote
Nano certero, en realidad, este es un micro ontológico, que se proponía bucear en el ser (si es que somos algo...). Un beso enorme
Sergio, jaja. Paso a limpio tu fórmula, para degustarla mejor:
Realidad + Punto de vista (o sea, ángulo de visión) = x(Alter ego), siendo x la variable pertinaz y perspicaz del Tiempo. :-))
(Lo más probable es que la fórmula que transcribo sea sólo una sombra de la tuya). Un fuerte abrazo
Terrible es el poder de la inercia, vertiginosas las infinitas alternativas potenciales, y fascinante ese punto luminoso, foco de miradas en la granulosa foto...
ResponderEliminarApenas me hablo con los espejos a no ser los de mi querido autobus que los considero mis amigos del alma (los conductores tenemos dos - de almas me refiero-:la izquierda y la derecha). Por lo demás, creo que la posibilidad de ser a un lado de lo que somos, de vernos ser, nos llevaría a la más absoluta e irreversible risa.
ResponderEliminarUn texto genial, Gemma, que saca a bailar a las palabras -ellas, que daban que daban por perdida la tarde-.
Un petó sin clonar.
Alberto, el poder de la inercia se me antoja, a veces, invencible. Como si ella supiera que va a terminar imponiéndose de todos modos...
ResponderEliminarUn abrazo y muchas gracias por tus palabras
PS: A mí me gustaría que la granulosa foto le diera como un punto de veracidad a esa mirada desdoblada y recuperada del abismo que campa a sus anchas (o eso quiere hacernos creer) en esta pieza... Muy atento te veo.
Josep, eso si estamos de buenas (lo de la risa quiero decir). A lo mejor también nos daba por el llanto desatado, y entonces a ver quién era el guapo que nos consolaba... :-)
Si yo saco a bailar las palabras, es mérito de ellas, pues no siempre se dejan. Tú, en cambio, sacas a bailar la realidad en cada imagen que tomas.
Un petó