miércoles, 25 de mayo de 2011

Destellos



Guardan ciertas casas ajenas el misterio del espacio conocido, como si sus muros contuvieran, rezumantes, nuestros recuerdos, y les bastara revelárnoslos de pronto con sólo mirarlas. De modo que por casualidad cómo si no consiguen hablarnos, convencidas de que en esa otra vida que dejamos atrás, ellas habrían asumido los vacíos en sombra que exudamos a despecho de nuestras siluetas perfectamente inmaculadas; las cuales, a duras penas, si alcanzan a contenernos.

* Esta foto pertenece al escritor David Ruiz, autor del estupendo fotoblog homónimo http://www.davidruiz.eu/.

17 comentarios:

  1. Me gusta tu texto, hijo bastardo de la magdalena de Proust y casi de cualquiera de los fantasmas de M.R.James. Me gusta el verbo rezumar que casi con cada una de sus acepciones abre caminos de interpretación distintos, sobre todo combinados con ese parlamento de destellos.
    Me gusta, también, la foto, plena de una cotidianeidad extraña.
    Me gusta que publiques a las 22:00, justo cuando uno piensa que nada interesante queda por leer.

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Historias, vivencias que quedan grabadas en cada lugar que habitamos, y que a veces, parece que nos negamos a abandonar. Un relato muy cuidado en su ejecución, Gemma. Me ha gustado. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Una bella estampa, llena de sugerencias sobre el poder de imantación que tienen ciertas casas, como si en ellas estuvieran esperándonos esas otras vidas que todos ambicionamos tener cuando las vemos desde fuera, y por un instante nos transportamos hacia dentro, cual propietarios virtuales de un sueño imposible, de una quimera.
    Enhorabuena, Gemma.

    ResponderEliminar
  4. Me gustan de este texto y el anterior que se adentran en lo que yo llamo vidas paralelas y que es una de mis obsesiones(supongo que se puede llamar así):
    En el caso del micro anterior por ese otro yo que cambia de posición y por ese mínimo cambio ya es otro que contempla al otro que fue. Yo creo que no solo en las decisiones importantes sino con cada pequeña decisión diaria vamos dejando por ahí esas otredades.
    En este exto tan bello de hoy igualmente está la sombra d elo que pudo ser (o es) habitando esa casa.
    Son temas muy profundos que yo creo que es difícil llevarlos a un microrrelato y tú lo consigues, además de la valentía necesaria para encarar la tarea.
    Un abrazo Gemma

    ResponderEliminar
  5. Y, a veces, ese misterio de sombras habitadas nos habla demasiado y es cuando se hace necesario un cambio.
    Bello texto.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Muy bien descrito, como siempre.También pasa a veces, querida Gemma, que hay casas que inquietan y perturban, que practicamente nos obligan a salir de ellas como si nos escupieran. Encierran un misterio que nos incomoda demasiado. Siempre me ha parecido muy curioso.

    ResponderEliminar
  7. Con una prosa bella y equilibradísima consigues que "esa otra vida inexitente que habitamos" aparezca ante los ojos del lector. Es verdad, muchas veces nos hemos sentido parte de casas y jardines como los de la imagen, muy bonita también (me recuerda esas torres de la Costa Brava de los años cincuenta que, a mí personalmente, me transportan a un pasado familiar que ya no exite). Gracias por transmitir sensaciones intensas. Y un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Hay una conexión entre este texto y el anterior. Una preocupación por la vida que ya no está, que ya no es, pero que sin embargo con su ausencia sigue siendo. Me haces pensar Gemma que en sí, la ausencia, es una forma de ser. Quizás como bien dices, sólo habitada por destellos. Me encantó.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  9. Una frase que el narrador dice casi del tirón, de principio a fin, como si le saliera de las tripas, como si fuera la proopia casa la que habla, porque las casas tienen vida, la vida de los destellos que un día la habitaron. Interesante, Gemma, tus textos siempre me hacen pensar, no son puramente narrativos, que es lo que se lleva, sino que van más allá, con un poso filosófico. Besos.

    ResponderEliminar
  10. Hay ciertas casas que persiguen aunque nunca las hayamos habitado. A mí me persiguen algunas de películas y lecturas, la casa de 'Rebeca', la casa de 'Durmiendo con su enemigo', la de Holly en 'Desayuno con diamantes'. Pero la que más me persigue es la casa que sueño y sé perfectamente dónde estaría y lo que desde allí se vería. Las casas son espacios que siempre nos acompañan, guardan recuerdos, olores, sabores y presencias.
    Bello post.
    Saludos

    ResponderEliminar
  11. Embriagador lirismo. Tañes el lenguaje como si de una lira se tratara. Besos.

    ResponderEliminar
  12. A todos, disculpad mi tardanza en contestar. Últimamente ando lenta de reflejos...

    Jesus, a mí me gusta que comentes eso mismo de la foto de David Ruiz, porque yo también lo creo: contiene dosis de extrañamiento y cotidianidad a partes iguales, que la hacen más interesante si cabe. Además de tener un blog con unas fotos estupendas, él es un escritor con mucho presente y futuro por delante. Un abrazo fuerte, y muchas gracias

    Maite, yo creo que en general todos los espacios (ya sean al aire libre, representados entonces por paisajes de la naturaleza o bien cerrados, como las casas) rezuman historias en mayor o menor medida. Claro que no siempre nos hallamos en disposición de poder "escucharlos". Eso mismo me propuse con este micro. Celebro que te hayas percatado. Un abrazo

    Ricardo, los espacios también seducen lo mismo que las personas. A mí esta casa me cautivó desde que la vi, tan señorial y al mismo tiempo tan habitable en el blog de David. Un abrazo fuerte

    Rosana, eres muy perspicaz. Efectivamente, el presente micro enlaza de algún modo con el anterior, aunque no tengan en apariencia un contenido narrativo fácilmente identificable. Me atraen estas indagaciones algo temerarias. Qué le vamos a hacer. :-)
    Un beso

    Isabel, los cambios pueden acontecer de tantos modos... En este texto, por ejemplo, al personaje le basta con desear para ser. Pero lo viste muy bien: creo que en esta pieza se fragua la anticipación de un cambio. Ni más ni menos.
    Un besazo

    Araceli, es muy cierto lo que dices. A veces nos enamoramos de ciertos espacios lo mismo que podemos sentir aversión hacia otros... Un verdadero misterio... Una forta abraçada

    Gracias a ti, Susana, por apreciarlas. En ocasiones, creo que el deseo o la nostalgia hacia lo no acaecido pueden llegar a ser tan reales como lo acontecido. Un abrazo

    ResponderEliminar
  13. Agus, verdaderamente la ausencia es una forma de ser, de 'no ser' si me apuras, estoy convencida. Siempre celebro que te guste una pieza. Un abrazo y muchas gracias

    Manu, esto que señalas de que parece escrito de un tirón, ya me lo han dicho otras veces, así que probablemente sea cierto. :-) Esta vez me propuse que la casa "hablara" con su propia voz, y de hecho son suyas las palabras que salen a la superficie... Besos de vuelta

    Ada, determinadas casas nos acompañan siempre, muy cierto. Y también determinados interiores. Es un tema que me ronda desde hace tiempo y al que le doy vueltas y más vueltas. Un abrazo fuerte

    Izaskun querida, y yo te lo agradezco. Un abrazo grande

    Javier, trabajar, pelearme casi, con el lenguaje lo creo indispensable. De esa indagación dependen (y penden, de hecho) los diversos sentidos posibles de cuanto escribo. Pero tú esto lo sabes muy bien. :-)
    Un beso!

    ResponderEliminar
  14. ES un texto manierista, exquisito. Hay gente que les gusta esas casas minimalistas, tan de modo ahora. Yo tengo que llenar el espacio de objeto queridos, piedras, siurells, metrónomos... cosas que no tienen ningún sentido para nadie. Seguramente eso es ser un fetichista, pero yo pienso que los objetos nos acompañan, nos hablan, nos permiten vivir dentro de una historia confortable.
    Felicidades. Me ha gustado mucho tu cuento Gemma.

    ResponderEliminar
  15. Bello. ( Las casas nos susurran...) Este texto magnífico me recuerda una anécdota de mi hija: mientras paseábamos por un barrio pintoresco, me dijo: "mamá, que casas tan calladas éstas". Y me dejó pensando tanto tiempo una pequeña niña de cuatro años...) Como vos, ahora. Besos

    ResponderEliminar
  16. Juan, mi casa está llena de objetos, cachivaches de diverso tamaño y desorden por todas partes.
    :-)
    No quieras saber cuánto me cuesta desprenderme de alguno...
    Un beso!

    María Fabiana, discúlpame el retraso, eso que me cuentas de tu hija sí que es hermoso. El miedo debe de ser algo parecido al silencio que ella percibía con tanto acierto, con esa convicción acerca del significado de las cosas que transmiten los sentidos a su edad...
    Besos!

    ResponderEliminar

.
.
Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"