lunes, 21 de abril de 2008

Basta lo suficiente

Se miraron, se sonrieron, y ya no necesitaron más para caer enamorados hasta los tuétanos, es decir, "hasta lo más íntimo o profundo de la parte física o moral del hombre", según aclaración del DRAE leída por la pareja una tarde de lluvia y besos destilados a resguardo.

Si bien les bastó unas décimas de segundo para intuir el tumulto que se les venía encima, necesitaron toda una vida y parte de la eternidad para explorar los infinitos giros, saltos y recovecos que dicha pasión les tenía reservada.

De lo que descubrieron acerca de este espinoso asunto, mejor no hablar.
.
.
Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"