martes, 4 de octubre de 2016

Trescientos sesenta y cuatro

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Las amistades se consolidan en el amor. Sólo algunos amores se consolidan en la amistad.
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El ascensor

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Me subo al artilugio. Lo tengo claro. Hay ascensores que son como ruletas rusas. Norias chirriantes de feria. Ruedas desbocadas para hámsters. Lanzaderas espaciales que se comportan como lanzadoras de balaJaulas destinadas a contener a un ejército de grillos, a cuál más grillado, que estorban como grilletes de mazmorra. Submarinos varados en un banco de arena de aspecto plácido que, justo cuando termina el viaje circular que habían previsto, abren sus fauces para dispararte, escupirte o arrojarte al mundo exterior (al exterior más remoto del mundo) en un alunizaje imposible, mientras luce un sol incrédulo y sopla, por lo demás, una brisa placentera. 
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"