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Si
se levanta a medianoche, la ve. Apenas perfilada, libre por fin. Tan comedida se muestra que las escasas ocasiones
en que ha llegado a asustarla, ha preferido desvanecerse entre sombras.
De un tiempo a esta parte, la confianza y el reconocimiento han supuesto algunas novedades. Quiero decir
que desde que decidiera mudar su presencia intempestiva,
le parece que ya no la echa tanto de menos. Además, ha aprendido rápido, pues ahora se sumerge en el meollo de sus sueños
directamente, con la misma habilidad con que solía acostarla y contarle cuentos
de pequeña. Es fácil verlas juntas a cualquier hora de la duermevela.
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