En la duermevela
....
Si
se levanta a medianoche, la ve. Apenas perfilada, libre por fin. Tan comedida se muestra que las escasas ocasiones
en que ha llegado a asustarla, ha preferido desvanecerse entre sombras.
De un tiempo a esta parte, la confianza y el reconocimiento han supuesto algunas novedades. Quiero decir
que desde que decidiera mudar su presencia intempestiva,
le parece que ya no la echa tanto de menos. Además, ha aprendido rápido, pues ahora se sumerge en el meollo de sus sueños
directamente, con la misma habilidad con que solía acostarla y contarle cuentos
de pequeña. Es fácil verlas juntas a cualquier hora de la duermevela.
..
.
.
Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
Compartida nostalgia la de esos cuentos en voz materna.
ResponderEliminar¡Qué bonito, Mega!
Besos.
Es fácil crear esas relaciones de la duermevela (es una palabra preciosa, ¿verdad?).
ResponderEliminarNo es fácil describirlo así, con esas mutaciones, esa inquietud de tanto cariño. Pero en tus textos todo parece tan fácil.
entonces nada está perdido, si siempre tendremos la duermevela o el pasillo...
ResponderEliminarun abrazo fuerte!
Pura "Vanitas vanitae", puro resplandor que nos protege de tantas pesadillas, pasadas, presentes y por venir.
ResponderEliminarDulce duermevela, sigue acunando mis sueños, como los relata, mi querida, Mega.
Un besote, corazôn.
Más velan que duermen. Directa al corazón, Mega, como siempre. Apostillo a tu duermevela:
ResponderEliminar"Será espectro, mas tendrá sentido; sombra será, mas sombra protectora".
Un beso.
(He corregido una tilde traviesa)
La duermevela es el momento perfecto para que se junten misterios y verdades; lo que echamos de menos y lo que, de alguna manera, siempre está. Pero el alboroto del día espanta estas presencias, vuelven cuando podemos reconocerlas, cuando se pueden quedar.
ResponderEliminarEs de una ternura inmensa.
Besos, Gema.
Mega,no puedo evitar mi asociación del estado de duermevela con los umbrales, esos cambios de luz del exterior al interior.
ResponderEliminarEl paso de uno a otro se vuelve casi imperceptible.
Un abrazo latente.
Sergio Astorga
Izaskun, gracias. Y qué bien que te agrade. Porque, a decir verdad, ¿qué son las abuelas sino auténticas madrazas? ;-P
ResponderEliminarNano, es cierto. Me propuse mostrar cómo se puede seguir contando con quien ya no está pese a todo. La facilidad o naturalidad son indispensables para ello, en efecto. Un abrazo
Lara, "siempre nos quedará el pasillo", jaja, ¡suena fantástico (y prometedor)! Besos
Eva, ojalá sea tal como dices: ojalá siga acunando nuestros sueños venideros, sin excepción. Un besazo
Antonio, me encantó tu variación quevedesca. Un beso bien gordo
Olga, así es. Lo has expresado muy bien. O tal vez sea que prefiera leerlo en tu voz de poeta. Un beso
Sergio, es justo eso. Así, el umbral sería para mí esa frontera en la que toda promesa de cambio es posible. Abrazos