lunes, 27 de noviembre de 2017

Alborada

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Quien está solo, solo de fría soledad, suele dar vueltas y revueltas 
a las cosas cotidianas. Esa clase de penar por una recompensa mil veces aplazada es un vicio solitario que irrumpe en las jornadas de trabajo menos livianas; de forma atropellada casi siempre. Sin consideraciones vanasComo si deseara instalarse en el corazón de su presa para que le escueza su destello de hielo candente. Y hacerse fuerte con sus dentelladas feroces de animal acorralado. Quien está solo, solo de soledad escarchada, suele salir por las noches a tomar salmorejo y salazones (todas delicias salubres) persiguiendo la luz del alba. 
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"