lunes, 21 de enero de 2019

El escritor (a)moroso

Se detiene después de cada punto, ya no digamos tras cada coma. Se detiene y piensa. O deja de escribir por aquello de alentar en el lector las expectativas debidas. Es un amor de escritor fraguando tramas, abriendo puertas ciegas, alentando a sus personajes a la acción. En su afán de excelencia, se ha convertido en escritor moroso con deseo y vocación.


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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"