miércoles, 11 de julio de 2012

Emboscadura

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Un destello que anhela permanencia, aspirando a ser reflejo; un árbol que sombrea y luego, sencillamente, un deambular pausado y diligente del campo por la luz, que cuartea espejos y apariencias a brochazo limpio, embarrándolo todo como cartón mojado, sin contemplaciones. A las doce en punto del mediodía la emboscadura se remansa y aquieta, desvelando su condición de barro, de légamo y limo sin fin.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"