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Si te impido desde hoy, hijo mío, que te
acerques, audaz y sigiloso como eres, al Árbol del conocimiento, ese que
tú has dado en llamar «de la sabiduría» —pero dime: ¿quién
te reveló ese nombre?—, no es porque te tenga en poco o considere demasiado
joven, incapaz de discernir entre sus hojas y brotes; ni siquiera
porque te reconozca débil como un tallo de hierba, espantado como esas alimañas
que te persiguen en sueños; no. Si te estorbo y prohíbo, hijo mío, si te ordeno
e impongo públicamente que no te dejes tentar por la jugosa fruta del
aprendizaje es sólo porque yo, Dios todopoderoso, en mitad de tanta perfección
como me rodea, he sentido de pronto una punzada de aburrimiento, mon
semblable, mon frère!
Tanta soberbia, si proviene de un Dios y de ese árbol del conocimiento del Bien y del Mal tan a lo Baroja...
ResponderEliminarno me tientan hoy por hoy.
Prefiero al labriego fiero y al rústico.
Nadie es "semblable à aucun frère" ;)
Por eso y más anduvimos cortando cabezas por estos lares. Sonrío.
Buen post.
Besos, Mega.
Magnífico. Un narrador de altura. El aburrimiento, claro. La de entuertos que provoca siempre.
ResponderEliminarUn abrazo, Mega
A mí me parece un acto de amor.
ResponderEliminarA más conocimiento, más dolor.
Mira, y en verso;-)
Good night, my friend.
Este dios,presentado tan seguro de sí mismo,tan prohibitivo,tan paternal y tan aburrido por no vivir,incordiando al que explora;qué bien presentado está,él mismo se descalifica ante la duda del hombre honesto.Abrazo.
ResponderEliminary, de ese capricho (azar), la fragilidad de nuestras vidas y nuestra sed siempre insatisfecha de certezas.
ResponderEliminarUn abrazo
En este momento, recién leído tu texto y muy limitado por el tiempo en el trabajo, deja que simplemente suelte una carcajada y diga que, por primera vez, me he sentido cercano a Dios. (o mejor, lo he sentido cercano a mí).
ResponderEliminarDios es muy irónico y este texto lo demuestra, querida Mega.
ResponderEliminarUn abrazo
Lilian.
Eva, si es lo que dice Olga: al final, el buen Dios le hace un favor al pobre Adán, quien por fin podrá ir alejándose poco a poco de la fiereza y rusticidad que lo han maniatado por largo tiempo. Besos
ResponderEliminarHerman, el aburrimiento puede resultar tan mortal como liberador, cierto. Aquí, por ejemplo, Dios tienta a Adán no tanto como un paso necesario para sacarlo de su idiotez e inocencia, sino como mero pasatiempo, por capricho o simple aburrimiento. Cualquier niño sabe que no hay nada tan tentador como la prohibición misma. Más besos
Olga, a mayor conocimiento, mayor dolor sí, como decía Schopenhauer, pero a mí el dolor consciente casi me parece preferible al miedo desatado y fiero, tan visceral él... Abrazos esta vez
Bambú, a mí me parece que la relación de fuerzas es tan desproporcionada, que cuesta no ver a Dios como el responsable verdadero de que Adán termine por caer en la tentación. ¿Para qué iba a crear si no un árbol del conocimiento del bien y del mal? Abrazos
María, el puro capricho o antojo de algo puede generar tormentas y terremotos diversos, sí. Como le ocurre a la piedrecita que, envuelta en una bola de nieve, va aumentando cuesta abajo hasta convertirse en un peligro. Besos
Jajaja, Nan, ¡y yo que te creía 100% ateo...! Un beso
Lilian, y ahí estamos, como bufones sin talento, intentándolo una y otra vez... Un abrazo
Gemma, por fortuna la tentación es a imagen y semejanza.
ResponderEliminarUn abrazo desde otro árbol.
Sergio Astorga
Si es que hay amores que matan, yo, la verdad, prefiero que no me quieran tanto.
ResponderEliminarHe disfrutado con tu inteligente post.
Gracias, Gemma.
Sergio, así es: "a imagen y semejanza". Por cierto, ese otro árbol desde el que me escribes, ¿no será por un casual el llamado "árbol de la vida"? ;-P
ResponderEliminarIsabel, y sin embargo -en ocasiones- para abrirle los ojos a alguien, es preciso contrariarlo y hasta disgustarlo un poco. Un beso
¡Toma ya!
ResponderEliminarEste es Dios y lo demás son tonterías. Vaya señor caprichoso.
un beso.