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—Y tú, ¿quién eres?
—El ALMA de la montaña, me pareció que decía entre susurros de hojarasca y
serpenteantes siseos de lombriz.
—¿El arpa de la montaña,
dices?
—No, el A-L-M-A de la montaña, insistieron otros
susurros semejantes, algo más graves.
—¿Y en qué consiste exactamente ser el
héroe de la montaña?
—En convencerme un día y otro de que no hay posibilidad de
entendimiento, pareció gritarme, el muy insolente.
—¿Estás enfadado conmigo?, alcancé a interrogar.
—Sólo por el hecho de pertenecer a tan malograda especie, remachó.
—¿Y no te cansas de gruñir todo el día?, pude
preguntarle aún. Pero esta vez no quiso responderme. Era como si la fuente en
cuyas aguas saciaba mi sed se hubiera secado de golpe. El héroe de la
montaña había decidido abrir su boca de lobo y zampárseme sin más.
Desde que habito esta gruta he desarrollado
asombrosamente mi olfato y oído, al margen de que mi vista haya empeorado. Y
aunque este demonio de la montaña insista en llamarme Topollillo, yo hago como
si no lo oyera. Sé que un día u otro me vendrán a rescatar.
Qué tierno. Y ese topito a la espera. Tal vez la falta de entendimiento no dependiera sólo de la escasez auditiva. Ahora hace como que no oye. Tal vez.
ResponderEliminarBesos.
Y es que hay que tener cuidado. Vivimos rodeados de montañas que pretenden tragarnos. Cuidado, que nos quieren convertir en topos.
ResponderEliminarSalud y República
Disfruto de esta historia continuada las nervaduras de las hojas, lss hojas y los tallos.
ResponderEliminarEn esta ocasión, me parto con lo de Topollillo. A veces, solo el humor para con nosotros mismos puede dar cuenta de la debacle de haber abandonado nuestro medio.
"-¿Y no te cansa tener que representar todo el santo día tamaño papel?,". Genial.
Izaskun, en este simulacro de diálogo que mantienen hombre y naturaleza, la falta de entendimiento respondería al enorme parecido que el ser humano guarda de todos modos con el topo, y ello al margen de que en el micro el humano insista en afirmar que oye mejor.. ;-)
ResponderEliminarBesos
Rafa, leyendo tus palabras, no he podido evitar pensar en Aminetu, esta mujer capaz de resistir ella sola con el apoyo único de su voluntad inquebrantable...
Besos
Nano, ¿no es acaso el terrible cambio climático una muestra del enfado y la indignación que debe de sentir la naturaleza? Besos
Gemma, descifrar estos múltiples lenguajes no se si es trabajo de la sensibilidad o del razonamiento, lo que si es cierto es que ante la voz de la montaña, me convierto en topillo y el mito de la caverna me envuelve.
ResponderEliminarUn abrazo engullido.
Sergio Astorga
Alma,héroe y demonio...
ResponderEliminarUn alivio leer, al final, que sabes que te van a rescatar.
Y esperemos que lleguemos a tiempo también para la montaña. Seremos entonces héroes con alma y dejaremos a los demonios enterrados (como al CO2).
Un abrazo
Sergio, somos hijos de una naturaleza que apenas nos reconoce ya (de tan inhumanos como nos hemos vuelto). Otro abrazo de esos para ti
ResponderEliminarMaría, ay, la verdad es que no sé si lo van a rescatar, al pobrecín. Ya sabes que nuestras posibilidades de autoengaño, y de errar, son infinitas, etc, etc... ;-p
De todos modos, me gusta mucho esa síntesis que acabas de lograr con hipótesis y antítesis armonizadas.
Un beso