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...-De perdidas hojas están los corazones llenos, repuso desairada y enfadosa.
-Y de cenizas, contraatacó el otro con despecho, decidido a cortarle de una vez por todas cualquier posible resuello.
La hojarasca, entre tanto, seguía ardiendo en la pira por su bien; léase el de ambos.
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Ya lo dice Julio Jaramillo en el bolero: "Sólo cenizas hallarás de todo lo que fue mi amor."
ResponderEliminar¡Qué sabia es la cultura popular!
Besos.
P.D.: ¿Y el cambio de look de la bitácora? No me gusta el nuevo peinado.
Adanero, pues mira qué bien... ¿Te gustaba más la otra, la que parecía bucear por el fondo del mar?
ResponderEliminar(A mí no me resulta, en cambio, tan distinta de la anterior...)
Respecto a lo primero, muy sabia y muy popular, sin duda alguna.
Besos de vuelta
A mí me encanta hacer malabarismos con las brasas ;-)
ResponderEliminarExacto micro el tuyo. Bravo.
Los de la alta cultura se las dan de más pertinaces: "Polvo serán, mas polvo enamorado".
ResponderEliminarNo me extraña que el pueblo nos nutriéramos de boleros y de coplas.
Tu piedad, Gemma, da solución a lo que parecía la tormenta perfecta. (qué duro, lo de "cortarle de una vez por todas cualquier posible resuello").
Comento y releo, y veo que es una joyita de calidad suprema, tu pequeño texto.
Repito porque no sé si ha salido o no.
ResponderEliminarPara mí el juego no es casi nunca purificador, sino destructor. Todo lo quema y lo arrasa. Por eso no acabo de entender las fiestas paganas del Mediterráneo.
Como dice Nano, el texto una joya, dura como el diamante.
Un beso muy fuerte, Zauberina.
Fuego fuego fuego. Qué torpe. Besos para compensar
ResponderEliminarBuena hoguera la de ambos. Un saludo
ResponderEliminarMucho mejor cenizas que basuras pútridas, digo yo.
ResponderEliminarPor cierto... Yo también cambié de look, pero esta foto ¿la añadiste tú o te venía? Es que no estoy muy satisfecha con como quedó.
Besos
Lilian, lo sé. Además eres una gran domadora de brasas...
ResponderEliminarUn beso
Nano, siempre hay un tercer elemento en discordia; a veces resulta inadvertido y, sin embargo, no por ello es menos real. Me alegro de que te guste.
Un besón
Freia, el micro resulta desde luego ambiguo, pues en efecto se deja interpretar de dos maneras opuestas; en función de cómo entendamos ese "por su bien".
Un besazo, señora Condesa
Anónima mente, cuanto mayor es la hoguera... Yo también lo creo.
Un saludo
Anabel, a mí también me gusta ver la potencia del fuego como un poderoso elemento purificador.
Todo depende, en realidad, de la intención con que se lo reavive.
Sucede lo mismo, en mi opinión, con una pelea o discusión...
Bueno, la foto de la orilla que aparece en la cabecera la tengo ahí puesta desde hace ya mucho tiempo... ¿O te refieres al fondo tal vez? Me interesa saber exactamente qué es lo que os chirría con respecto de la anterior; por si tuviera fácil arreglo...
Un beso
Ese "enfadosa" -me gusta mucho- y me hace imaginar a la mujer, aunque desairada, con un punto de desear que venga un viento y se lleve las hojas igual que las palabras.
ResponderEliminarMira que las imágenes dicen, pero tus palabras siempre me llevan más lejos, y eso es muy de agradecer.
Un abrazo, guapa.
Hay un deje de fertilidad en los elementos, de capacidad de crear pese a la cercanía del fin, que me hace tener fe.
ResponderEliminarRespecto a la plantilla yo la siento más viva que antes. Me gusta.
Hiciste bien en eliminar el agua; en exceso ahoga. Será que no sé nadar.
Un abrazo, Gemma.
Disculpa, no me expliqué bien. no estaba satisfecha con como quedó el mío. ¡El tuyo está muy bien! ¡Por Dios que barbaridad más bárbara y grosera te puse! ¡Ja,ja,ja!. Disculpame. Esto me pasa por no repasar lo que escribo y pensar que se me entiende.
ResponderEliminarPrecioso y preciso texto (se me ocurre pensar que tal vez las brasas sean un fuego que sabe; algo así como un fuego con sentido del humor y del amor. Se me ocurre también una hipótesis/tontería: arder es sumamente incómodo y produce enormes molestias, si es posible prefiero bailar).
ResponderEliminarComo siempre un enorme placer leerte.
Isabel, muy perspicaz tu comentario, para variar... El enfado (pero también el despecho) resulta en ocasiones una manifestación indudable de eso que llaman amor; qué duda cabe... Besos
ResponderEliminarJesus, también los enfados pueden convertirse en reconciliaciones si se aspira a estar en paz... Me gusta que lo veas así. Yo también apuesto por ello. No puedo remediarlo. Será que veo en el micro de todo menos indiferencia.
¿En serio? Nadie lo diría viéndote nadar como un pez en las procelosas aguas del microrrelato. ;-p
Un beso
Anabel, descuida. Me sonaba muy raro que fueras tan directa y mordaz... ;-P
A mí tu plantilla sí me gusta, aunque personalmente suelo preferirlas sin demasiados dibujos, pues creo que de esa forma aguantan mejor el paso del tiempo... Es como comprarse un abrigo discreto u optar, en cambio, por uno de vivos colores. Para saber llevarlo como merece, hay que tener decididamente una determinada personalidad.
Abrazos
Josep, las brasas que arden con voracidad saben más de lo que los otros están dispuestos a reconocer...
Bailemos pues. ¿Me permite este baile, caballero? ;-P
Un besazo
somos cenizas..
ResponderEliminar...De hojas guardadas en libros también. Hojas como recuerdos...
ResponderEliminarHojas como recuerdos y vidas escritas como textos, sí.
ResponderEliminarUn beso, Verónica
¡Clavado!
ResponderEliminar¡Ardo!
Jaja, Izaskun. Espera que voy a por agua...
ResponderEliminarBeso
Gemma, no hay lamento en las ascuas, sólo el cristal desgarrado de lo posible.
ResponderEliminarLlego tarde, en el rescoldo de la tarde, lleno de hojas secas de vivos ocres.
Abrazo pálido.
Sergio Astorga