Cuarenta y ocho
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A casa nostra, el nacionalismo se reduce, mal que nos pese, a cosa nostra.
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A casa
nostra, el nacionalismo se reduce, mal que nos pese, a cosa
siniestra.
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Dado que no pueden evitar su corrupción, nuestros políticos ven la independencia como la panacea que habrá de librarles de toda culpa.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
El asco en el estómago se me está volviendo crónico.
ResponderEliminarManos canallas que cortan el bacalao.
Abrazos solidarios.
Sí, pero se les ha visto demasiado el plumero ya como para que cuele.
ResponderEliminarAdemás se está jugando a diario con los sentimientos y la ilusión de mucha gente y eso es tan indigno como la corruptela mafiosa que se traen todos.
Un beso muy grande, Gemma.
Lola, Paz, gracias por comentar.
ResponderEliminarAbrazos fuertes
¡Ah! pero esta gente sabe lo que significa la palabra panacea, ¿les llega para algo más que seguir en sus corruptelas?
ResponderEliminarBesitos
A mi me parece una cuestión de respeto.
ResponderEliminarSi un catalán va a Madrid y le señalan con el dedo sólo por ser catalán, o no le respetan en unos mínimos a él y su familia en el restaurante de Sevilla es normal que haya un malestar y totalmente definido.
Y no es una comunidad de afínes a gustos musicales, sexuales u otras aficciones. Es una comunidad de miembros de una autonomía del país en el que vives. Gente muy seria y trabajadora por cierto.
Luego la espiral de no respetar (que no sirve para nada) puede llevarse más lejos y nacer una ironía pública. Y seguir en esa espiral y ocurrir lo que pasa a veces que es pasar de la ley porque ya no se respeta nada. Es lo que lleva tiempo ocurriendo pero institucionalmente.
¿Qué pasa? que la Unión Europea nació y creció para unir mercatilmente, en leyes, en moneda, ahora fiscal y bancariamente a los países europeos: porque vamos de uno en uno, pagamos donde tomamos las copas, hacemos nuestro trabajo y dejamos hacer a los demás el suyo... somos civilizados. Se puede hacer la Unión Europea, eso, y más alto hasta donde se quiera. Sólo se trata de tener respeto, un compromiso y guardar sentido común. Pero ahora les dicen los políticos catalanes a los europeos (justificadamente) de hacer lo contrario a su manera de entender la política y ellos van a decir que no. Yo creo que eso es así. Lo contrario.
Mi opinión es que hay que ser serios y respetarse (tengas el oficio que tengas) y siempre comprometerse algo. Si fuesemos cada vez más serios al final podría estar cualquier persona en cualquier parte del mundo haciendo cosas normales que siempre están justificadas y viviendo bien que está en deshuso. Si se quiere, para ello se pueden encontrar tantos motivos como quejas.
Elysa, quién sabe... Sospecho que no están por la labor.
ResponderEliminarUn beso
Dieguku, lo del respeto que mencionas tendría que ser siempre un argumento bidireccional, de ida y vuelta, vamos; y no siempre es así. En Cataluña nuestros políticos -menos puros de lo que se creían, como se ha visto- sólo ven la paja en el ojo ajeno, y no me parece nada bien. Ni justo siquiera. Como si muchos optaran por fijarse sólo en la derecha más acérrima para justificar sus propios excesos...
Gracias por comentar y un abrazo
Hay ciertas voluntades independentistas que lo único que parecen pretender es ocultar el deseo de contertirse en jueces y parte.
ResponderEliminarEn cualquier caso, siempre me ha preocupado la opinión que me generan las clases políticas. Desde los tiempos en que le entregaban la cicuta a los filósos discrepantes hasta ahora.
Un abrazo,
Otro de vuelta, Pedro.
ResponderEliminarMe cachis, llevo desde finales de los sesenta diciendo que "nacionalismo de izquierda es un oxímoron y nadie me ha hecho caso.
ResponderEliminarEl nacionalismo es de derecha. A la vista está.
LA izquierda no es internacionalista (desde Stalin), pero debería serlo. Y así nos va.