Suelo poner la tele mientras plancho. De ahí que estuviera peleándome con el cuello difícil de una camisa en el momento en que emitían la noticia. Una rubia platino anunciaba en perfecto estado de revista que a un chino de seis años le habían sacado los ojos de forma sanguinaria. Comercio de órganos, me ha parecido oír mientras la plancha soltaba vapor como si se quejara de algo. Luego la mujer de la tele ha seguido hablando sobre no sé qué aniversario de Michael Jackson. Y yo he vuelto también a la plancha. Por uno de mis ojos el niño ciego lloraba.
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Lo brutal de esta pieza es lo pegada a la realidad que está, Gemma.
ResponderEliminarYo también oí la noticia, mientras cenaba, y ahi acabó mi cena.
Un abrazo.
La bestia grande y multiforme ocupa casi todo el espacio dejando apenas rincones para dar cabida al horror. Por si eso fuera poco, alrededor de esas cuencas vacías ya debe revolotear ese enorme pájaro sombra de la banalización y el olvido.
ResponderEliminarPues eso, un horror.
Pedro, ahí empezó mi ensimismamiento.
ResponderEliminarJosep, lo has expresado muy bien. De eso mismo que señalas trata el micro.
Abrazos grandes a los dos