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Esta vez me han roto la nariz, de modo que voy por ahí buscando que los demás se compadezcan, me abracen, se sorprendan. Con la nariz aplastada como si fuera la de un negro blanco. Sin derramar por las esquinas demasiada sangre. Sin expresar tampoco excesiva rabia. Parezco un perro humano mendigando cariño, con mi pobre nariz rota y chafada de payaso. Tan negra, roja y pálida. Tan sumamente destrozada. Desfigurando pasos y tentativas hasta el sonrojo.
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Si el dolor es real, si el llanto ante ese dolor es real, aún así el ruego por un poco de compasión será inmerecido o impostado?
ResponderEliminarEl abrazo admirado de siempre, Gemma
"Desfigurando pasos y tentativas hasta el sonrojo". Un cierre perfecto.
ResponderEliminarAbrazos muy enteros.
Patricia, pues tienes razón; muy buen enfoque. Un beso grande
ResponderEliminarLola, los mismos para ti.
María, todo ficción. Descuida. :-)
Besos
Parece que todo encontronazo tiene su sonrojo y sus abrojos.
ResponderEliminarAbrazo con anteojo.
Abrazo con repujo para ti, amigo Sergio.
ResponderEliminarAunque sea "ficción" por lo que respecta a tu nariz física, ¿no es realidad que nos la rompen dos o tres veces al día y, como tan bien dices, andamos "Desfigurando pasos y tentativas hasta el sonrojo"?
ResponderEliminarDices bien, amigo Nano.
ResponderEliminarUn abrazo grande