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....Los cielos de Berlín son así de pálidos; de un blanco borroso, como de pared vieja en un edificio de varias plantas. Incontaminados. Bastardos. De una confusión esclarecedora. Claro que todo depende de la estación en la que te encuentres. Y, por descontado, del momento del día. En ocasiones, hasta es posible ver desfilar las horas cambiantes en nubes de seda o lana atropelladamente, deshilachándose sus hebras sin rumbo; mientras los árboles escalan esos mismos cielos engañosos tan aprisa que resulta forzoso cobijarse bajo su sombra desertora; languidecer de puro deleite.
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Tus letras son un desfile exultante de belleza, de inteligencia, de verdad poética. Haber encontrado este día tu rincón literario, le ha valido a mi rostro el tener que dibujar sin esfuerzo más de una sonrisa de puro goce estético. Agazapado estaré, si me lo permites, para degustar una a una tus bellísimas metáforas. Te llevo conmigo, sin dudarlo. Gracias.
ResponderEliminarCala hasta los huesos esa mirada intensa a ese cielo de prosa poética.
ResponderEliminarMe encantó.
Abrazos blanco roto.
Querida Gemma, me ha encantado la foto y por supuesto el texto.Abrazo.
ResponderEliminarMe gustaría saber decirlo tan bien como lo ha hecho Lola.
ResponderEliminarSolo he estado una vez en Berlín, y me llevé una sorpresa mayúscula. Supongo que -como siempre- condicionado por las expectativas.
Un abrazo,
¡Qué bien lo dices! Me parece como si unieras los constrastes para encontrar el bienestar que seguro hay, porque Berlín debe ofrecer de todo en todas las estaciones.
ResponderEliminarUna foto muy sugerente.
Abrazos.
Ando con la sospecha de que los cielos son los verdaderos constructores de ciudades. Son ellos los que configuran sus esquinas, los que deciden sus tristezas, los que dibujan con trazo firme sus más absurdas esperanzas. Tal vez una ciudad sólo sea la forma en que sus cielos se entretienen; los juegos de luz de un niño impensable.
ResponderEliminarVete a saber...
Petó gran, Gemma.
Gemma, por debajo del cielo, encima del cielo, entre los cielos de Berlín que yo adivino desde tu palabra también se languidecen estos cielos que tengo al frente de puro contagio.
ResponderEliminarAbrazo pálido.
Tan pálidos. Leer la palidez es más que verla. Muy bonito, sister. kisses.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por vuestros comentarios. Besos
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