No creo que los ánimos estén a expensas de los cambios climáticos, Gemma. Al menos a mí, cuando se me caldea el ánimo, no hay frío que me lo destemple. Eso sólo lo logra una sonrisa.
. . Hermosa vida que pasó y parece ya no pasar… Desde este instante, ahondo sueños en la memoria: se estremece la eternidad del tiempo allá en el fondo. Y de repente un remolino crece que me arrastra sorbido hacia un trasfondo de sima, donde va, precipitado, para siempre sumiéndose el pasado.
...los convierte en gruñidos, acaso?
ResponderEliminarBesos
No creo que los ánimos estén a expensas de los cambios climáticos, Gemma. Al menos a mí, cuando se me caldea el ánimo, no hay frío que me lo destemple. Eso sólo lo logra una sonrisa.
ResponderEliminarUn abrazo,
Que no es poco, Gemma, que no es poco.
ResponderEliminarAlgo así como el tiempo, y sus distancias. Abrazos.
ResponderEliminarTanto para mal como para bien. Echo de menos el calorcito primaveral.
ResponderEliminarDos besos y un abrazo.
Un pez que se muerde la cola, BB.
ResponderEliminarMaría, más, mucho más, sin duda...
Pedro, los ánimos, una vez enfriados, se vuelven a caldear en cualquier caso. Como ves, un sinvivir...
Araceli, pan para hoy... me parece a mí, jaja.
Agus, el tiempo se estira y encoje como el calor y el frío. O viceversa.
Lola, ¡nosotros también!
Abrazos y besos
El frío cierra las ventana y abre las mentes o las chorrea.
ResponderEliminarAbrazos despemplados