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miércoles, 18 de enero de 2012

Cadáver andante

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"Lo maté en sueños y luego no pude hacer nada hasta que lo despaché de verdad. Sin remedio".
Max Aub, Mucha muerte, Cuadernos del Vigía, Granada, 2011, p. 33. 
Edición y prólogo de Pedro Tejada Tello.
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Tras matarlo en sueños, su cadáver andante me recordaba a cada rato mi naturaleza putrefacta, así que decidí matarme para poder acompañarlo en su ambulancia.
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Tras matarlo en sueños, su cadáver ambulante me recordaba a pleno día mi naturaleza putrefactaasí que lo rematé del todo por satisfacer de forma cumplida mi vileza.
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Tras matarlo en sueños, aquel cadáver transeúnte solía recordarme su naturaleza intactaasí que lo rematé de nuevo por ver cumplida su entereza.
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* La foto se titula "Haikú" y es de Manolo Hernández. 
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domingo, 20 de noviembre de 2011

Entre sábanas, 2

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Yo estaba abrazado a su pecho cálido cuando dos enfermeros han irrumpido de forma violenta en la sala. Mamá me acunaba e intentaba calmarme, aunque mi desconsuelo era tan grande que no parecían bastarme todos los arrumacos de la tierra. Cuando han venido esos hombres y me han arrancado de sus brazos, me he sentido morir. Al parecer de nada ha servido que me desgañitara y revolviera contra ellos. "En todo viejo que llora hay un niño que ronca", he oído a no sé quién pronunciar desde no sé dónde. Yo no pienso roncar nunca, me he dicho por toda respuesta antes de quedarme profundamente dormido. Mamá seguía a mi lado.

martes, 15 de noviembre de 2011

Entre sábanas

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Mi casa tiene una habitación y otra en la que ronca feroz el niño muerto.
"Umbral", de Agustín Martínez Valderrama
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Dos enfermeros forzudos entraron a hurtadillas en la sala. No querían despertar al viejo que en esos instantes lloraba en sueños desconsolado. Venían como cada tarde a cambiarle los pañales. El anciano invocaba a su madre entre hipidos, desdenes y pataletas varias, consumido entre sábanas bajo el ahogo de una pena enorme. A los presentes nos maravillaba su poderosa capacidad pulmonar. 
-En todo viejo que llora hay un niño que ronca, dijo alguien de pronto, como queriendo romper el hielo. 
Los demás asintieron concienzudos. Pero ninguno lograba acallar la creciente irritación que había empezado a invadirnos y se abría paso rencorosa, como ese futuro de témpano que nos aguardaba imperturbable.
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viernes, 14 de octubre de 2011

Diagnóstico

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al microrrelato le crecen los Enanos.
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* El dibujo es un regalo de Sergio Astorga, autor de la bitácora Antojos. Lleva por título "Gemma Malabar". :-)
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lunes, 19 de septiembre de 2011

Aguas insomnes

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Ondas que ondulantes ondean aguas insomnes ondean ondulantes qué ondas. 
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* La refrescante foto es de Isabel Mallén, autora de la bitácora El costurero.
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miércoles, 14 de septiembre de 2011

Albada

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-Y que la luna no se esconda -deseó-, y sean las sombras perennes de los árboles adioses en derrota.
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-Y que la luna no se esconda -deseó-, y sean las sombras perennes de los árboles adioses en vela.

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* La foto es de Brooke Shaden. Descubrí sus mundos oníricos gracias a Antón Castro. He tomado la fotografía de la bitácora de ella, aunque desconozco si lleva título. Os copio abajo la variación de Josep Vilaplana:
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Los adioses, salitas de estar para el olvido, son las sombras que los árboles proyectan en las noches sin luna (sombras sin luz)
JOSEP VILAPLANA

jueves, 11 de agosto de 2011

El día mengua

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El sol sale y calienta el aire, mientras la madre mece la cuna, que se balancea. De improviso otro balance distinto se despeña y un gerente berrea. Al cabo siente el gestor el inexplicable impulso de despeñarse, también él, tras un leve balanceo, incapaz ya de mover ni la cuna ni mucho menos a la mujer, que ahora se desespera. Un sol frío como el témpano se pone. La noche se desvela.
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martes, 9 de agosto de 2011

Pájaro pinto

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Ante la languidez extrema de mi ensueño, el micro ha huido despavorido.
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II.
Ante la persistencia de mi lánguido sueño, el micro ha huido despavorido.
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III.
Ante la insistencia de mi sueño ingrávido, el micro se ha volatilizado
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viernes, 5 de agosto de 2011

Vislumbre



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Un día seremos 


y sabremos 


lo que no sabemos que ya somos.
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* La foto pertenece a Abel Murcia, y lleva por título "Saludos vítreos".
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jueves, 4 de agosto de 2011

¿Puede un título sentirse humillado?

"-Por su puesto, dijo este." 

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II. 
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¿Puede un título no serlo? 
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Desde luego, sobre todo si no hay texto que valga.
Desde luego, sobre todo si no hay cuerpo de texto que le sirva.
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III.
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 ¿Puede el íncipit de un texto no ser el título?
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"¡Faltaría más!, dijo este traspuesto."
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* Al calor de la microboutade (o del micro boutade) que Manu Espada se planteaba -con toda la seriedad que merece- hace unos días...
** La imagen es de Antonio Rodríguez y procede de su fotoblog digitalia.
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viernes, 15 de julio de 2011

miércoles, 26 de enero de 2011

Arritmias de bolero


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Un trío de amores tengo como tres soles radiantes: la una me da alegrías, la otra desplantes y enfados, sólo la tercera brinda consuelo a mi pobre espíritu atribulado.

VERSIÓN 2
Tres amores tengo como tres soles esplendorosos: la una me da alegrías, la otra enfados y desplantes, y la tercera consuelo bastante con que colmar mi espíritu demediado.


VERSIÓN 3
Tres amores tengo como pozos sin fondo: la una me da alegrías, la otra insatisfacciones; sólo la cuarta se apiada de este espíritu pertinaz y accidentado.

VERSIÓN 4
Tres amores tengo que son pozos sin fondo: la una me da alegrías, la otra penas y desvelos; la tercera suple y renueva mis tormentos venideros.


Soy consciente, pero ya no sé cómo evitarlo:

VERSIÓN 5
Tres amores tengo como pozos sin fondo: la una me da alegrías, la otra penas y desvelos; la tercera suple y renueva mis tormentos pasajeros.

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miércoles, 5 de enero de 2011

El mismo yo




Aquel niño me miraba con un extraño gesto de reconocimiento en los ojos, como si supiera desde siempre que yo era él sin asomo de duda y que, por tanto, él había sido yo alguna vez, durante un tiempo lejano, hasta hoy, en que seguía siéndolo más que nunca. ¿Podía este señor que yo era ser a un tiempo él mismo aquí y ahora, allí y entonces ser él yo a un tiempo? Que él y yo fuéramos el mismo no me atreví a dudarlo. Como tampoco que él mismo y yo fuéramos él, compartiendo como hacíamos un corazón atribulado. Aun así, y puesto que no quería empeorar las cosas, decidí ocultar que él, yo mismo y el otro no pudiéramos seguir siendo uno por más tiempo. Me sentía tan mal que tuve que sentarme. Ya saben, para no sentirme.
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lunes, 29 de noviembre de 2010

Losas




Se ha levantado de la cama de morros, según viene haciendo desde que descubrió que los días pesaban como losas, indiferente y desdeñosa a las quejas de su familia, que no parece cansarse nunca, esta vez por lo visto preocupados porque no hay modo de cegar esa brecha insidiosa. Así que decide acostarse de nuevo, a ver si han desistido más tarde y puede al fin. No desea otra cosa: que las noches pierdan su brillo hiriente, y los días su derroche de oscuridad.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Mímesis




Camina hacia la pared de enfrente sin vacilar, y al tiempo que reconoce el paisaje del fresco, constata que esos árboles pintados, con todas esas hojas temblonas, no pueden agitarse como hacen en esa recreación, de factura deliberadamente borrosa, por una simple querencia del pintor; de hecho, tampoco lo hacían el otro día, cuando vino a sentarse a contemplar la misma escena blanda, con parecidos pájaros moteados a lado y lado, y un vallado absolutamente risueño; no menos respetuoso -por cierto- con ese arbolillo que insiste en erguir su belleza en mitad del camino. Sin duda, concluye, esos árboles parecen esponjar su frescura a los cuatro vientos como una necesidad de retarle al cielo.

martes, 2 de noviembre de 2010

Con su mismo rostro



Nunca me propuse agradar como vosotras. Esas funciones subsidiarias no iban conmigo. Mi destino había sido perfilado muy otro desde el principio, determinado como estaba a achantar ánimos y bríos feroces, a fin de lograr que aquellos hombres engañosos no nos sojuzgaran en exceso; porque ¿cómo, si no, íbamos a poder hacerles frente? Mientras vosotras bailabais y seducíais con vuestros colgantes y afeites, alguien había de convencerlos de que sus esfuerzos eran vanos; persuadirlos al cabo de que su pronta derrota era cosa segura. Como la rabia que nos reconcomía el cuerpo entero. Decírselo sin aderezos, con su mismo rostro desfigurado, ese propio que guardaban bien adentro.



domingo, 31 de octubre de 2010

Espejito mágico



-¡Pssst!
-¿¡!?
Pssst, pssst, sí tú!
-¿Yo? ¿Qué pasa?, ¿qué quieres?
-¿Te importa si te pregunto algo?
-¿¿!!
-¿Podrías decirme, si no es mucha molestia, cuál de entre nosotras es la más bella?

lunes, 25 de octubre de 2010

La máscara parlante



Dos ojos de fuego en mitad de un rostro encendido me miran, insolentes, por entre los cristales del local. "No pienso hacerlo", le digo de pensamiento, "no insistas". Pero insiste, como era de esperar. De sobra conoce que su sonrisa sellada en brillante dentadura no tiene parangón.



jueves, 22 de octubre de 2009

Sombrero de ala ancha

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Después de agrandarse a un ritmo de vértigo, la sombra se ha acicalado con un sombrero de ala ancha y mucho vuelo, de ruedo vistoso. El sol se hallaba, probablemente, en el punto medio del equinoccio. Mientras el viento, en confusión perpetua, arrebujaba tímidos perfiles de otoño, las zancadas han vacilado un instante, hasta detener su paso de asombro. Del envés de su silueta ha surgido, de improviso, un cuerpo de blanco frío. Tiene el tamaño de una figurilla de adorno.
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miércoles, 16 de septiembre de 2009

Duerme la piedra

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Duerme la piedra el sueño de los justos. Nadie la molesta ni importuna. Olvidada de todos, atesora el silencio y la plenitud de lo secreto inhabitado. A veces, el misterio del mundo parece asomar por sus ojos. Pero ese mundo ruidoso y ajeno la desazona tanto que ha decidido sumirse en el letargo de un sueño. Habitar en libertad como hacen los niños.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"