La belleza es la última máscara; el espejo, la mentira que no necesito. Mejor nos tomamos unas cervezas y nos hacemos hermosamente feos entre palabras, risas y olvidos.
Un beso "ceniciento" de este "madastro" confundido.
Angel1, totalmente de acuerdo. La realidad suele desengañar (y, de paso, desenmascarar) casi siempre.
Angel2, depende: si lo dices en su acepción italiana, pues sí; de otro modo, a mí no se me ocurriría afirmar lo contrario.
Angel3, ...bella, en efecto. El espejo te manda besos también
Sergio, mi respuesta es, en cambio, opaca: -... Besos
María Jesús, ni sabe que lo es. Abrazos
Rafa, jaja, ¡un beso!
Josep, la máscara es el disfraz de la belleza, estamos de acuerdo. En cuanto a los espejos, ya se sabe, jamás de los jamases hay que tomarlos en serio... Un abrazo fuerte
Araceli, ¿verdad? No queda claro si sonríe solo por agradar o porque se propone disuadir asustando (y tal vez masticando)... Pero también era el rasgo más repetido e invariable... Un abrazo
La más bella de las dos, tú, no lo dudes. El oro todavía no puede competir con la piel. Las sonrisas me inquietan más en algunas personas que en esas máscaras. Creo que era Al Capone quien decía que con una pistola en la mano se podía llegar lejos, pero con una pistola y una sonrisa, mucho más. Ante una sonrisa falsa estamos muy perdidos y muy desarmados. Sobre todo porque siempre queremos que sean de verdad. Las máscara no mienten, no tienen más culpa que la que queramos inventarle. Qué impresionantes, sin embargo. Besos, sister.
Jaja, Olga. Lo cierto es que la autora de esta casa no tiene ningún papel dentro de esta obrita, pero me has hecho reír. En efecto, otra reflexión que me hice tras contemplar un buen puñado de máscaras fue que todas estaban hechas para agradar, a lo mejor esa es la causa de tanta sonrisa incondicional, y acaso la justificación de las mismas máscaras: la seducción. Las máscaras no mienten si las llevamos puestas con verdadera convicción. PS: Si finalmente vienes a Barcelona, cuenta con ello. Un beso
Jaja, Nano. Es lo que tiene llevar corona, que te vuelve de pronto antiguo. Besones
Gracias, Zarzamora. En realidad, todas las máscaras eran igual de bellas, tan parecidas entre sí. Ésta me cayó en gracia en particular por la corona... Besos
. . Hermosa vida que pasó y parece ya no pasar… Desde este instante, ahondo sueños en la memoria: se estremece la eternidad del tiempo allá en el fondo. Y de repente un remolino crece que me arrastra sorbido hacia un trasfondo de sima, donde va, precipitado, para siempre sumiéndose el pasado.
La máscara siempre es la más bella.
ResponderEliminarLa más bella siempre es la más cara.
ResponderEliminarLa cara más bella es siempre la más.
ResponderEliminarBesos.
Al espejo.
- ¿Gemma, esta ahí?
ResponderEliminar- ¿?
- Te quería comentar.
- ¿?
- ¿Te comió el espejo?
- ...
Abrazo translucido.
Sergio Astorga
La más bella es la que no tiene respuesta.
ResponderEliminar¿Y qué te respondió?
ResponderEliminarUn beso.
Salud y República
La belleza es la última máscara; el espejo, la mentira que no necesito. Mejor nos tomamos unas cervezas y nos hacemos hermosamente feos entre palabras, risas y olvidos.
ResponderEliminarUn beso "ceniciento" de este "madastro" confundido.
Angel1, totalmente de acuerdo. La realidad suele desengañar (y, de paso, desenmascarar) casi siempre.
ResponderEliminarAngel2, depende: si lo dices en su acepción italiana, pues sí; de otro modo, a mí no se me ocurriría afirmar lo contrario.
Angel3, ...bella, en efecto. El espejo te manda besos también
Sergio, mi respuesta es, en cambio, opaca:
-...
Besos
María Jesús, ni sabe que lo es.
Abrazos
Rafa, jaja, ¡un beso!
Josep, la máscara es el disfraz de la belleza, estamos de acuerdo. En cuanto a los espejos, ya se sabe, jamás de los jamases hay que tomarlos en serio... Un abrazo fuerte
La boca de la máscara es de lo más inquietante.
ResponderEliminarAraceli, ¿verdad? No queda claro si sonríe solo por agradar o porque se propone disuadir asustando (y tal vez masticando)... Pero también era el rasgo más repetido e invariable...
ResponderEliminarUn abrazo
La más bella de las dos, tú, no lo dudes. El oro todavía no puede competir con la piel. Las sonrisas me inquietan más en algunas personas que en esas máscaras. Creo que era Al Capone quien decía que con una pistola en la mano se podía llegar lejos, pero con una pistola y una sonrisa, mucho más. Ante una sonrisa falsa estamos muy perdidos y muy desarmados. Sobre todo porque siempre queremos que sean de verdad.
ResponderEliminarLas máscara no mienten, no tienen más culpa que la que queramos inventarle.
Qué impresionantes, sin embargo.
Besos, sister.
Jaja, Olga. Lo cierto es que la autora de esta casa no tiene ningún papel dentro de esta obrita, pero me has hecho reír. En efecto, otra reflexión que me hice tras contemplar un buen puñado de máscaras fue que todas estaban hechas para agradar, a lo mejor esa es la causa de tanta sonrisa incondicional, y acaso la justificación de las mismas máscaras: la seducción.
ResponderEliminarLas máscaras no mienten si las llevamos puestas con verdadera convicción.
PS: Si finalmente vienes a Barcelona, cuenta con ello.
Un beso
Pues si la autora no tiene papel en esta obra, el interlocutor es el lector. Y como tal, mi respuesta es:
ResponderEliminarPues hija, te veo un poco chapada a la antigua.
Pues yo diría que la más bella eres tú :P
ResponderEliminarBesos, Mega.
Jaja, Nano. Es lo que tiene llevar corona, que te vuelve de pronto antiguo. Besones
ResponderEliminarGracias, Zarzamora. En realidad, todas las máscaras eran igual de bellas, tan parecidas entre sí. Ésta me cayó en gracia en particular por la corona...
Besos