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-Y que la luna no se esconda -deseó-, y sean las sombras perennes de los árboles adioses en derrota.
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-Y que la luna no se esconda -deseó-, y sean las sombras perennes de los árboles adioses en vela.
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* La foto es de Brooke Shaden. Descubrí sus mundos oníricos gracias a Antón Castro. He tomado la fotografía de la bitácora de ella, aunque desconozco si lleva título. Os copio abajo la variación de Josep Vilaplana:
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Los adioses, salitas de estar para el olvido, son las sombras que los árboles proyectan en las noches sin luna (sombras sin luz).
JOSEP VILAPLANA
Entré, me fui a buscar el blog de la fotógrafa, vuelvo y está modificada la frase. Bueno, a mí sigue deslumbrándome la primera, cargada de melancolía y sinestesia; me llegó hondo, me pareció bellísima y sólo tengo como objeción (de aficionada, claro, ya que ni sé de fotografía ni de composición gráfica) que la foto quita algo de protagonismo a tu texto, cuando el texto merece el protagonismo completo. Creo yo.
ResponderEliminarAbrazos.
Susana, muchas gracias. La foto convocó, hasta cierto punto, la expresión de la imagen. Imaginé que la muchacha volaba tras haber constatado que la luna se había detenido un momento en el cielo, de modo que su sola percepción era capaz de desencadenar lo anhelado, siendo su vuelo una metáfora de esto último. La segunda formulación, efectivamente, es sólo una versión -tal vez algo más oscura- de la primera.
ResponderEliminarBesos
Me gustan las dos pero me quedo con la segunda. Lo de los adioses en vela me resulta muy perturbador.
ResponderEliminarGemma, me haces pensar en una deriva de la Teoría de Cuerdas que señala que el tiempo podría no existir. Sólo existiría nuestra percepción. Me encantó, como dice Susana melancolía y nostalgia extrema.
ResponderEliminarAbrazos.
La sombre Gemma, tal vez sea la queja lunar de los presentes.
ResponderEliminarLos árboles nos han acostumbrado a la vertical. Así son los adioses?
La alborada primera me empapa.
Abrazo sin adioses.
Sergio Astorga
Araceli, bien observado. En la primera versión el desenlace sería claramente triunfante, mientras que la segunda parece admitir, a un mismo tiempo, una lectura y la contraria. Esos "adioses en vela" serían, así, una especie de aplazamiento, una despedida detenida, por tanto. La llamada "lírica tradicional" está llena de canciones de amor o alboradas de este tipo, anónimas en su mayoría. Me inspiré en ellas. Un abrazo
ResponderEliminarAgus, la literatura es básicamente percepción, yo también lo creo. :-)
De este modo, mientras los "adioses en derrota" plantearían un triunfo, una retirada campal o un fuera de peligro; "los adioses en vela" podrían estar sugiriendo sólo un triunfo o retirada temporales, y por tanto una revelación/aproximación más realista, menos absoluta e ideal. Más veraz también por dudosa.
Besos y gracias
Sergio, la sombra de un árbol se me antojaba la viva imagen de lo circunstancial, de la temporalidad y el goce momentáneo. Por otra parte, si el instante se eternizase, ¿no moriría acaso también el anhelo? El deseo se ve más 'bello' si resulta difícil de cumplir. Abrazos de bienvenida siempre
Los adioses, salitas de estar para el olvido, son las sombras que los árboles proyectan en las noches sin luna (sombras sin luz). Por lo demás, cualquier instante lleva pegado su adiós y así eternamente.
ResponderEliminarConstato que contra más me alejo de mis acelgas, más tonterías digo. Me sabrás perdonar.
Un pe tó tipo: hola, me alegro mucho de verte.
Josep, qué precioso malabar. Con tu permiso paso a copiarlo en mi entrada.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Molts petons!
Me gusta más la versión de los adioses en vela.
ResponderEliminarBesos, Gemma.
En vela, en vela, Gemma, sin capacidad todavía para encajar derrotas. Saludos.
ResponderEliminarTorcuato e Isabel, gracias a ambos por vuestra elección. Creo que yo también la prefiero. Un beso
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