jueves, 22 de octubre de 2009

Sombrero de ala ancha

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Después de agrandarse a un ritmo de vértigo, la sombra se ha acicalado con un sombrero de ala ancha y mucho vuelo, de ruedo vistoso. El sol se hallaba, probablemente, en el punto medio del equinoccio. Mientras el viento, en confusión perpetua, arrebujaba tímidos perfiles de otoño, las zancadas han vacilado un instante, hasta detener su paso de asombro. Del envés de su silueta ha surgido, de improviso, un cuerpo de blanco frío. Tiene el tamaño de una figurilla de adorno.
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11 comentarios:

  1. Un cuerpo de blanco frío. Si es que eres buena para rabiar. Mañana salgo para Ecuador. Trabajo y placer, con mis dos niños.
    Un besazo

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  2. Que lo disfrutes. A la vuelta, nos cuentas, ¿sí?
    Abrazos

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  3. La vida privada de la sombra, siempre a nuestras espaldas, aunque la llevemos por delante, siempre humillando con su tamaño desproporcionado. En tu relato es la sombra quien señorea, como si el individuo que la acompaña fuera el llavero del coche. Ya sabes cómo admiro esa concisión, tan efectiva.

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  4. Esa gran sombra que se acicala parece el alma dispuesta a irse de ligue. Qué bonita esa sombra de mujer con sombrero de ala ancha... y qué pequeño nos haces ver el frágil cuerpo que la produce.
    Es un gusto leerte, Gemma, cada día eres más eficaz.
    Un beso.

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  5. La tercera vez que vengo a leerlo. ¡Qué equilibrio, Gemma!

    Todo sucede fuera de la persona. Es como si la naturaleza misma escribiera el texto.

    Todos, creo, hemos fantaseado con la independencia de la sombra con respecto al cuerpo. Aquello que nace de la interposición del cuerpo y la luz, pero no tiene relación alguna con el objeto interpuesto. Pero por primera vez, lo veo descrito así, con una facilidad pasmosa.

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  6. Un texto maravilloso, Gemma... Me gusta mucho tu búsqueda poética en el microrrelato. Un beso. Juan.

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  7. La sombra a veces nos engaña y juega con nosotros tanto para halagarnos como para criticarnos;
    me quedo con tu sombra tan poética.Felicidades.Abrazo.

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  8. Pedro, es que las sombras se enseñorean demasiado... Y claro, así no resulta nada extraño que la realidad nos ponga rápido en nuestro sitio... ;-P
    Un abrazo

    Olga, en el fondo esa sombra que se agranda con el avance del sol hasta extinguirse como una metáfora del tiempo, alude al mito de la caverna de Platón, a Calderón y a nuestra insignificancia diaria. Un beso

    Nano, todo sucede fuera de la persona, cierto. Ya se sabe que por encima de todo nos define la apariencia, el disfraz y el gesto. (Y aun así, a mí me encantan los reflejos de tus comentarios.) ;-P
    Un besón

    Juan estimado, ¡me descubriste!
    Me alegra mucho tenerte por aquí. Un abrazo

    Bambu, la sombra no es menos engañosa que nuestras proyecciones habituales. Muy certero tu comentario. Besos

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  9. Haces fácil lo difícil, literaramente hablando. Sutil como una sombra. Un saludo, Mega

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  10. Si no me equivoco, no es la primera vez que la silueta aplastada de una sombra protagoniza uno de tus relatos.
    Me ha encantado el giro que propones, cómo es la figura la que emerge de la sombra y no al contrario, como acostumbra.
    Un saludo nada sombrío, Mega.

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  11. Herman, las sombras suelen tener un comportamiento propio, no siempre reconocible. La mía, por ejemplo, resulta rematadamente volátil y caprichosa... En ocasiones, cuesta reconocerse en ellas. Quería plasmar esa curiosa extrañeza... Un abrazo

    Viajero, también el hábito de la sombra (uno más) puede llegar a moldearnos a su antojo. Advertirlo nos pone un poco sobre aviso.
    Otro abrazo

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"